Capitulo 1

24 1 0
                                    

Año 1833

Hoy era sábado yo amaba los sábados solo por una razón especial que me transportaba a un mundo lleno de colores y no sentirme como una prisionera en este palacio,que aunque sea un palacio hermoso nada es como párese muchos piensan que por ser la princesa de este país tenía que ser la más afortunada pero no,no tenía nada de afortunada ni la libertad de hacer nada que mi padre no aprobara las clases de cada día que no me dejaban ni respirar el comportarme como una princesa debe ser y solo sonreír sin decir nada, el sábado era mi día libre y por eso yo amaba el sábado porque cada sábado desde el jardín del palacio podía escuchar su música su voz...no se quien era solo lo que me había dicho Anáis mi doncella de el y me contó que el era el cantante de este pueblo tampoco ella sabía mucho sobre el porque ella estaba todo el día conmigo

Muchas veces pensé en hablar con mi padre y que lo invitara al palacio pero sabía que el no aprobaría tal cosa, como decía él eso era música vulgar para personas sin estilo solo le gustaba la música clásica que en cada fiesta del palacio escuchábamos bueno la música clásica tampoco era mala pero no se comparaba con lo que ese chico transmitía con su hermosa voz.

Ya era casi la hora de ir al jardín cada día a las 20:00 él empezaba a cantar lo se porque desde hace un año yo lo escucho desde mi jardín así que me preparé con un vestido azul marino que me llegaba asta los tobillos con hermosas flores blancas que estaban alrededor de mi cintura mi pelo largo y oscuro como el chocolate me lo trenzaron en una trenza que me legaba debajo de mi espalda baja, me gustaba mi pelo era lo único que amaba de mi,yo no era hermosa ni especial solo era una chica como cualquiera otra de 1,65.

Me mire en el espejo de todo cuerpo y me gustó como me veía es como si me hubiera preparado para una cita así me sentía aunque nunca tuve una, mire la hora y ya eran las 20:04 llegaba tarde a si que inmediatamente me dirijo al jardín del palacio

Estaba entusiasmada y feliz lo iba a escuchar otra vez sentía la euforia en mi estomago y eso me animo a correr un poco por el pasillo a llegar más rápido al jardín aunque esto estaba estrictamente prohibido para una princesa pero en este momento me daba igual
Cuando llegue al jardín me encontré con un hermoso atardecer y con las flores moviéndose por el viento me encanto esa imagen pero no oía la música por la que había venido a escuchar así que mire la hora por si no había llegado tarde pero,no eran las 20:06 y todavía no había empezado entonces pensé que quizás si esperaba un poco más el iba a empezar a cantar y llenarme con su hermosa voz otra vez pero ya había pasado una hora y media y nada se escucha entonces me sentí triste y decepcionada me pregunté por que no ha podido llegar hoy y cantar? Estaba llena de dudas y por desgracia nadie podía responderlas

-señorita Ana- escuche a Anáis llamarme a mi espalda-ya debe entrar al palacio son las 22:00 y es su hora de dormir

La mire sobre el hombro y ella me miraba un poco apenada por saber que mi plan de escuchar a ese chico cantar no había funcionado pero yo todavía tenía un poco de esperanza que quizá el había llegado tarde

-esta bien Anáis ya voy solo 5
minutos más-

Me sorprendí lo triste que sonó mi vos y creo que por eso Anáis solo asentó con la cabeza regalándome una sonrisa, quería devolverle la sonrisa pero solo me salió una mueca y giré mi cabeza hacia delante para que no se diera cuéntame mi tristeza

Ya habían pasado 6 minutos y nada se echaba y entonces asumí que no iba a cantar esa noche así que sin esperar más me dirijo al palacio

Entrando a mi habitación mire todo a mi alrededor me sentía triste y esa habitación aunque era hermosa era mi prisión entonces empecé a llorar sabía que era patético llorar por no haber escuchado a ese chico hoy pero me frustraba que su vos era mi única forma de escape aunque fuera solo un momento

Me tumbe en mi cama sin musiquita ponerme mi pijama estaba triste y
todos los recuerdos de mi madre volvieron a mi mente su sonrisa cu calor maternal que tanto extrañaba y aunque suene loco también extrañaba a mi padre que desde la muerte de mi madre ya no era el mismo se cero ante todos y oculta su dolor hasta el día de hoy y ni siquiera yo puedo calentar su frío corazón como lo hacia mi madre.

Empecé a sentir el es sueño como me dominaba y con el último recuerdo de mi madre caí dormida en un profundo sueño.

Siguiendo tu vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora