C A R T A

191 23 8
                                    

QUERIDA DEPRESIÓN:

Me gustaría recordar como llegamos a ser tan cercanas. No recuerdo el momento exacto en el que te convertiste en algo fundamental para mi, simplemente se que cuando quise darme cuenta ya estabas aquí, eras parte de mi y yo de ti. Nos fundimos la una con la otra, pasando a ser una sola.

Una mezcla de agonía, amargura y terror. Éramos una desastrosa combinación, pero tu insistías en quedarte a mi lado, te aferrabas a mi alma como si tu vida dependiera de ello.

Poco a poco fuiste consumiendo cada gota de vida de mi cuerpo, dejando solo un cascaron vacío, me habías convertido en un bonito adorno de sueños rotos y dolorosos pensamientos.

Pero... ¿por qué a mi? Podrías haber escogido a cualquier otro, entonces... ¿por qué a mi?

Tal vez yo fui la causante de tu repentina llegada, tal vez mi mente inconscientemente te llamo y tu tan caritativa como siempre acudiste a mi. No recuerdo como, cuando, ni donde pero aquí estas. Me abrazas por las noches, mis cálidas lagrimas parecen reconfortarte, mis sollozos atrapados en mi garganta te hacen sentir una satisfacción inimaginable, mientras que los cortes en mi piel son tu verdadera obra de arte.

Ver la sangre recorriendo mis brazos te genera adrenalina, tus ojos se ensanchan de fascinación y una sonrisa maliciosa se dibuja en tu rostro, soy tu lienzo. Me manipulas como si de un títere se tratara, susurrándome al oído todo el tiempo los errores que cometo a cada segundo.

He intentado alejarme de tu lado, pero es imposible, siempre regresas. Ya no se si seguir luchando por sacarte de mi vida, cuando pienso que te has ido y que al fin Felicidad querrá darme una oportunidad, encuentras la manera de encontrarme y me haces pagar caro por mi traición.

De este manera me veo obligada a asistir a tus humillantes fiestas, donde tus amigos Insomnio y Ansiedad insisten en hacerme compañía esta noche y si es posible las siguientes. Así que me encuentro envuelta en esta situación en la cual todos parecen divertirse excepto yo, donde aparentemente nada puede empeorar, pero a lo lejos puedo notar que hay otro invitado en la fiesta, sentado en las sombras, esperando el momento exacto en el cual hacer su aparición. Todavía no estoy segura de quien es. ¿Anorexia, Bulimia o Dismorfia? No quiero ver a ninguno de ellos, no creo poder soportarlo.

Regresamos a casa, estoy exhausta, decides darme un respiro y te retiras a otra habitación no sin antes llamar a Soledad y Tristeza para que me vigilen. Admito que su compañía es mucho mejor que la tuya, son mas comprensivas y amables conmigo, me consuelan con dulzura mientras el recital de lagrimas de cada noche comienza cerca de la una de la madrugada.

Esa noche, cuando por fin puedo estar completamente sola en mi habitación, me veo envuelta en mi rutina de autocompasión donde observo las fascinantes vidas de mi supuestos amigos a través de mi celular. Su alegría me genera ira, sus rostros perfectos y cuerpos esbeltos solo bajan aún mas mi autoestima, aunque no creo que sea posible bajar algo que no existe.

Repentinamente puedo sentir tus frías manos envolviendo mi cuerpo, una sensación de nerviosismo vuelve a recorrer todo mi ser, no podía soportar mas tenerte a mi lado. En un ataque de ira te intente alejar a la fuerza de mi, lagrimas inundaban mis ojos y la rabia se apoderaba de mi cuerpo, te grite que te marcharas y me dejaras en paz.

Quería que te fueras de mi vida y jamás regresaras, pero solo sonreíste con maldad, te rogué de rodillas que me abandonaras, esto no acabaría bien. En ese momento ya estaba aterrorizada, sabía que nunca me dejarías marcharme. Me habías vuelto tu prisionera, era cautiva en tu prisión de hostilidad. Esto solo podía acabar de una manera, pero eso significaría un final definitivo para todo, ya sea lo bueno y lo malo. Solo una podía sobrevivir.

A continuación, simplemente me miraste a los ojos y antes de besar mis temblorosos labios dijiste:

"Hasta que la muerte nos separe".

Querida DepresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora