*Para aclarar, no tengo nada en contra de ningún actor mencionado simplemente se me ocurrió esto por una canción que puso mi vecina*
En un lujoso bar, el alto hombre de cabello negro, bebía sin muchas ganas el trago de martini que había pedido al azar, parecía triste, indignado, parecía tener una pelea interna y aquel cantinero podía imaginar de que se trataba, pues no era el primero que se sentaba en aquella barra para beber en soledad y tristeza sin siquiera prestar atención a lo que lo rodea.
-2 semanas antes-
-Para ser sincero Mew, yo si podría vivir sin tí, eres solo una persona más en mi vida no te creas importante o especial. Yo podría olvidarte así de fácil como hice con los demás.- dijo con aires de grandeza el chico mientras le daba la espalda al castaño ahora detrás de él, pensando que tendría a alguien rogándole a sus pies en los siguientes minutos.
-Es más si te vas tal vez ni siquiera lo notaré, eso no me dolerá ni un poco- volvió a decir en el mismo tono abusando del corazón que se le había entregado.
-A ... - Fue todo lo que salió de la boca ajena para que una lágrima corriera por su mejilla izquierda, sin más, se dió la vuelta y salió de aquel lugar.
Todo el mundo se cansa, todo el mundo tiene un límite, NO JUEGUES CON ÉL.
Ese mismo sábado por la noche el castaño se encontraba en el bar más cercano que encontró luego de salir lo más apresurado posible de aquella casa, aquel local realmente era bastante lujoso y con un buen ambiente pero Mew no tenía tiempo ni ganas para eso en ese momento, solo quería ahogar su garganta en alcohol, se hartó de seguir en ese infierno en el que su corazón le había obligado a quedarse, Art aquel chico que parecía un ángel, ese chico lindo del que hace ya un buen tiempo se había enamorado, el castaño estuvo poco más de un año ocultando esos sentimientos hasta hace unos meses que decidió probar su suerte, se confesó, y creyó que había ganado la lotería, que lo mejor de su vida estaba por comenzar, pero vaya que se equivocó, fue toda una odisea, ese ángel se convirtió en su peor pesadilla comenzó a humillarlo a aprovecharse de los sentimientos que Mew decidió confesarle, según él todo aquello para ser digno de su amor, 8 meses pasaron con Mew siguiendo a Art desde lejos, viéndolo coquetear con otros, salir por aquí y por allá sin prestarle ni un poco de atención, sirviendole como si de un ama de llaves se tratase. Mew quería merecer el amor de Art pues él creía que no era merecedor, por ello ocultó sus sentimientos y al confesarlos el chico no hizo más que dejarle eso en claro, pero aquella escena en la sala fue la gota que derramó el vaso, Mew se cansó, de verdad no era merecedor de aquel amor pues no aguantaría más, ese fue su límite, todo lo que hizó Art le dolió pero que haya dicho aquello sin escrúpulos ni arrepentimientos lo destrozó, le dió a entender por fin a Mew que él solo era un juguete más en la vida de Art y le dió fuerza a sus piernas paralizadas para salir de ahí lo más rápido posible, sería el colmo que aquel chico lo viera llorar.
Ya por la noche, luego de vagar sin rumbo se adentró en un lujoso bar en las calles del centro de Bangkok, pidió al cantinero un trago de whisky y se sentó en la barra con la cabeza gacha. El trago le fué servido casi al instante por un joven y guapo cantinero con bastante experiencia al parecer, aunque en los primeros tragos Mew ni siquiera se molestó en levantar la cabeza para ver la cara de el barman del lugar, simplemente observaba de vez en cuando la delgada pero larga mano de piel morena que ponía el vaso de vidrio en la parte de la barra frente a él.
En otro lugar se encontraba un chico alto de cabellos negros sentado en su sala dando vueltas al tequila dentro del vaso de vidrio, analizando lo que acababa de pasar hace un par de horas, pero de repente aquel ceño fruncido se relajo y se formó una sonrisa de autosuficiencia en la comisura de aquellos labios anteriormente cellados