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Fue un 3 de Octubre donde Kageyama conocería a la persona más crucial en su vida.

Y donde más tarde su corazón se rehusaría a dejarlo ir.

— ¿Me estás diciendo que vayamos a un bar a las once de la noche? — Frotó el puente de su nariz mientras tenía los ojos cerrados

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— ¿Me estás diciendo que vayamos a un bar a las once de la noche? — Frotó el puente de su nariz mientras tenía los ojos cerrados.

— ¡Claro! — Sonrió con autosuficiencia.

— Si recuerdas que el toque de queda es a las once y media, ¿verdad? — Lo miró molesto, esperando que su amigo reaccionara ante la estupidez que quería cometer.

— ¿Y? A veces romper las reglas no está mal. Ya tenemos todo planeado para que no nos descubran — Rodó los ojos.

Tobio suspiró. Estaba seguro de que trataba el plan de Oikawa; sería sobornar a sus compañeros de habitación para que le dijeran al maestro Ukai que estaban descansando, cuando en realidad ya estaban en el patio de la universidad. Lo siguiente sería guardar la copia de la llave de la entrada del edificio donde se quedaba cada uno abajo de una maceta.

Y por último, regresar antes de la cinco de la mañana.

Oikawa lo llevaba haciendo desde hace cuatro años, y para sorpresa de Tobio, nadie los había descubierto.

— Sabes que no tenemos que preocuparnos por las cámaras, ya sabemos sus puntos ciegos — Le sonrió orgulloso.

Tobio miró a otra parte de la habitación, poniendo atención a su escritorio donde tenía pilas de libros y cuadernos, hojas de copias que tenía que sacar y su estuche color azul. No es que no quisiera ir, pero sus responsabilidades eran primero, todavía le faltaba tareas que terminar y- El cuerpo de Oikawa tapó su vista, haciendo que lo mirara confundido.

— Escuché que van a pasar el partido de voleibol Japón contra Argentina en la televisión de ahí.

Puede terminar sus tareas antes de las siete de la mañana.

— Voy

Oikawa soltó una risa burlona, lo tomó del hombro y le dio un apretón.

— Muy bien, deportista, nos vemos en el parque de siempre — Se alejó de él, abrió la puerta de la habitación y salió.

Por siempre joven | KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora