Las risas. Me solían preguntar mucho que era lo que me hacía prolongar la inocente idea de que estaríamos siempre juntos. Eran las risas. Esas risas. El atardecer. Los sonidos metálicos. La suave brisa primaveral. El sol que se cernía frente a nosotros, soberano, reinando con su justa prolijidad, iluminando con su cálida luz a un grupo de ilusos adolescentes con un sueño, inmorales, inmaduros.
¿Qué quiénes éramos nosotros?
Éramos el Clan de la Chatarra.Éramos.
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El Clan de la Chatarra
Teen FictionUn grupo de adolescentes, unidos por intereses en común, crean el espectáculo de peleas clandestinas más conocido de su pueblo.