Nyūsatsu Ichatsuku o más conocido como "Nyū", es un chico de 18 años que cursa su ultimo año en la Academia U.A. Y como todo adolescente urgido, necesita su dosis de interacción sexual, así que, decide acostarse con sus compañeros. Quienes nunca le...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un chico de cabellera rosada se encontraba observando su propio reflejo gracias al espejo que se encontraba en medio de su habitación. Era uno de los momentos en que sentía la curiosidad de mirar detalladamente su cuerpo. O mejor dicho, es cierta zona especial.
Sus ojos violetas; que a veces aparentaban ser azules, se dirigieron a su entrepierna, deteniéndose momentáneamente en esa parte de su físico. Instintivamente, sus manos se encaminaron en los costados de su cadera, para posarse en el short que cubría superficialmente su intimidad.
Lentamente, fue bajando su ropa, que se deslizaba por sobre sus grandes y suaves muslos. Cuando estos cayeron finalmente a sus pies, su mirada volvió a examinar su cuerpo completo. Recibiendo la vista de unas bragas de color blanco con listones rosas a sus costados.
» Femenino...
Fue lo que pensó.
E inevitablemente un sonrojo adorno sus mejillas; tuvo un poco de vergüenza al mirar su propia ropa interior.
—Vamos, Nyū...no seas un marica. —Habló con voz suave el chico, cerrando sus párpados en el proceso. —Has vivido con eso por dieciocho años, que no te de miedo ahora.
Sonrió para si mismo, le causaba bastante gracia tener una vagina en vez de un pene.
" Menudo pedazo de subnormal "
Las amorosas palabras de su padre cruzaron por su mente.
Que hijo de puta.
—Bien, a la cuenta de tres, bajaras tus calzones, darás un miradita y las volverás a subir. —Se dijo mientras su temblorosas manos se ubicaban en sus bragas.— Bien, uno ... dos ... y ...
—Oye Nyū, Aizawa-sensei quiere que nosotros-
—¡TRES!
Ignorando olímpicamente la repentina voz que se hizo presente; el peli-rosado se bajo la braga rápidamente, a la vez que flexionaba levemente sus rodillas. Dejando a la vista, su anillo rosado y cierta parte de su útero.
Cuando abrió sus ojos; que habían sido cerrados al momento de agacharse, noto en el mismo espejo que alguien había entrado a su cuarto.
Su cabeza se giro poco a poco en dirección al intruso que no tuvo la delicadeza de tocar su puerta.
Los orbes violetas chocaron con un profundo verde.
De entre todos sus compañeros, tenia que ser el más tímido quien entro a su cueva sin permiso.
El rojo invadió el rostro completo de ambos jóvenes.
—¡DEKU, YA TE HABIA DICHO QUE NO ENTRARAS DE ESA MANERA!
