Capitulo Uno

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— ¿Tú también Camí? —Interrogó El castaño mientras miraba como todos se alejaban de la casa, Incluida su esposa, a quien parecía no importarle que él se quedará solo con esos monstruos.

—Amor... perdiste la apuesta. —Susurró divertida— Prometo volver mañana a primera hora. ¿Sí?

—No es justo. Yo también quiero ir al casino.

—Bueno, Hubieras ido si Don Jordán no hubiera olvidado llamar a la niñera. —Agrego Nagumo a un costado.

— ¡Fue un error! —Gritó escondiendo su rostro entre sus manos— Se me olvidó.

Su esposo e hijo lo comenzaron a consolar mientras que este seguía rojo de la vergüenza.

—Ya no podemos cambiar las cosas, resulta que todos tenemos planes para hoy que no se pueden cancelar, Lo lamento Caleb, Pero tú perdiste, Además. Tienes el día libre.

—Iba a acompañar a Camelia a ver a su padre en la tarde.

—Dios había olvidado eso. —Comentó la joven sorprendida— Con mayor razón tengo que irme. —Se agachó a un lado— Princesa pórtate bien. ¿Ok? —Ladeó la cabeza— Tu papá tendrá un día algo cansado.

— ¡Si mami! —Contestó la niña de dos cola con una pequeña sonrisa— ¡Ayudaré a mi Papi!

—Eso. —Se Acerco a besar su mejilla— Nos vemos. —Se levantó— Hasta la tarde amor. —Besó la mejilla de su esposo para salir del lugar.

Todos se miraron por unos segundos, Caleb se agachó para tomar a su hija en brazos mientras el resto lo miraba.

—Si van a dejar a sus crías háganlo de una vez. —Gruñó el castaño.

— ¡Mamá yo si me quiero quedar! —Grito un pequeño de cabellos blancos mientras saltaba.

—Aunque no lo quisiera enano. —Comentó su padre— Víctor. ¿Tú también te quieres quedar?

—No...

—Amor tienes que, No puedo llevarlos hasta allá. —Comentó Celia con pesar— Aunque me hubiera gustado. —Sonrió.

— ¡Te prometo portarme bien para que el señor Caleb no me quiera dejar ir! —Comentó el pequeño Bailong con estrellitas en sus ojos.

—Que maldito mentiroso. —Comentó Sorprendido— No le creas Axel. Yo no lo quiero, Miren sería lindo ver cómo cada uno de ustedes se despide de los monstruos que tienen por hijo, pero si no se largan en este mismo instante voy a cambiar de opinión y para tener que amarrar a sus hijos Al pie de la cama.

—Ósea que no quieres el dinero. —Interrogó Lily con una sonrisa.

— ¡No me van a pagar ratas embusteras! —Grito haciendo que el resto riera.

Sus amigos decidieron por fin dejarlo junto con los niños, sinceramente el dejar a Caleb con los niños o a los niños con Caleb no era de las mejores ideas que se puedan tener en la vida, a ciencia cierta no sabían quién era peor, O los niños juntos, O Caleb solo con ellos.

Solo les tocaba a rezar a cada uno porque sus hijos salieran enteros de esa casa y que Caleb terminará el día cuerdo

—Bien pesados de Mierdas. —Grito Caleb llamando la atención de todos— ¿Sus mierdas de padres le dieron comida antes de venir verdad?

—Si señor. —Contestaron a la vez todos.

—Papi yo no he comido. —Rosie alzó su manita.

—Tu no comes, Es tu castigo por comerte mi helado.

—Papi. —Lloriqueo.

—Es broma, Quería hacer unos panqueques. Pero estos indios no se pueden quedar sin supervisión.

— ¡Yo los vigilo! —grito el pequeño Ade levantando la mano.

—Ni de chiste. —Caleb entrecerró los ojos para mirarlo— La última vez que te dejaron a cargo de tu gato el podré terminó disecado.

— ¿Pero no quedo lindo? —Preguntó sin entender muy bien por qué le seguían diciendo ese tema— ¿Ósea que no los voy a vigilar?

—No. —Suspiró el mayor.

Tenía muy pocas opciones realmente, Su hija tenía 5 años, Al igual que las otras dos niñas ahí presentes, El mayor era Ade, Que contaba con 7 años, Los siguientes eran, los gemelos, Víctor y Bailong con 6 años, Gabi y Riccardo, Y por último Aitor, Rosie, Jade y Skie, Que contaban con 5 años

—A ver. —Suspiró— Ustedes ya son bastante grandecito como para mantenerse quietos. ¿Bien?

—Si.

—Voy a preparar algo rápido para Rosie y luego me encargaré de ustedes, Por ahora se quedarán mirando la televisión ¿Todo claro?

Todos los niños asintieron, Corrieron al sillón para acomodarse en él, Rosie también intento correr, Antes de que pudiera hacerlo, Caleb la tomo en brazos y luego se acercó a prender la tele, Al asegurarse de que estuvieran todos, caminó a la cocina para sentar a su pequeña en la silla.

— ¿Cuándo iniciamos? —Interrogó Aitor entre susurros.

—Solo espera a que esté Rosie. —Murmuró Bailong mientras miraba la televisión con Una pequeña sonrisa.

—De acuerdo. —Sonrió.

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Publicada:29/12/21 

_Niñero por un Dia_(Akio Fudo)_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora