Habia pasado una semana, desde la reunión que hubo, y las cosas han cambiado.
Kotori: ¿Quieres mas jugo, onii-chan?...
Digo, la chica con 2 coletas rojas sentada a mi lado, mientras sujetaba mi hombro.
Shido: Gra..., gracias...
Uno pensaría que estoy en el cielo, lo cual seria cierto, sino hubiera otras 6 chicas con miradas de odio observándome.
Shido: ¿Podrían, dejar de mirarme asi?...
Todas: !No, si ella no te suelta!...
Así han sido todos mis días últimamente.
Ademas en cuanto sea liberado por Kotori, otra vendrá e inmediatamente tomara su lugar.
Unos minutos después, Kotori finalmente me dejo, y juraría que los ojos de la demás brillaron.
Pero, la atención de todas hacia mi se fue, cuando alguien abrió la puerta de golpe.
Miku: !!Buenos días, darliiiiing!!
Pude sentir, como el ambiente se relajo un poco.
Shido: Buenos días, Miku...
Miku: Muu..., asi no se saluda darling, sino asi...
Entonces mis mejillas fueron tomadas, y mis labios sellados.
Luego unos segundos me libero, pero un hilo se vio claramente.
Shido: Miku...
Dige, con mi cara un poco roja, mientras sentía una enorme sed de sangre a mi alrededor.
Sentía una enorme corriente helada recorrer mi espalda, y rezaba por que alguien me sacara de allí.
En es momento, y como si fuera que los dioses me oyeron, mi celular empezó a sonar.
Salí de la sala, para hablar tranquilo.
Shido: Hola...
Nia: Hola chico, buenos días..., ¿estas ocupado?...
Shido: No..., ¿que necesitas?...
Nia: ¿Podrías venir, y ayudarme con algo?...
Shido: Claro, no hay problema...
Cualquier cosa para salir de aqui, pensé en mi cabeza.
Nia: Excelente, nos vemos en la tarde...,adiós...
Shido: De acuerdo, adiós...
Tras eso, corte la llamada y camine de regreso a la sala.
Shido: Unas horas de paz, me vendrán bien...
En ese momento aun no sabia, que en unas horas estaría entrando en la cueva del lobo.