Prólogo

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Muerte... una palabra fría, que algunos tienen miedo escuchar, el simple hecho de un día tener un accidente o por causas del destino, dejar esta vida material y pasar a otra, tambien, quedarse en este mundo pero no terrenalmente. Nadie sabe que hay después de la muerte ¿El paraíso? ¿Reencarnación? ¿Infierno? ¿En serio nos juzgaran en base a acciones para saber si merecemos paz o sufrimiento eterno, tal vez al juzgarnos en base a nuestras acciones, basando en estadísticas y acciones que tuvimos, si son buenas le dan un eterno descanso a nuestra alma y al ser malas nos castigan reencarnando para aprender la lección y por último, ya cuando el alma no tiene salvación, la mandan al eterno sufrimiento en uno de los nueve agujeros del infierno...

Bueno esas preguntas pasaban por mi mente mientras velaban a mi amada abuela en mi cuarto. Si, en mi cuarto, ya que ahí paso sus últimos meses de vida compartidos con convivencia con su "amado nieto" era obvio que instalaron a la vieja en mi cuarto para que la cuidara yo, pero eso no quita el hecho que los momentos vividos con ella y las historias que me contó sobre su vida repetidas veces y cambiando algunos hechos, estarán en mi memoria por siempre. ¡Como el hecho de que la estén velando en MI habitación!!

- El espíritu antes del descanso eterno pasa tres meses rondando por donde paso sus últimos momentos de vida – decían mis tías agregándole más leña al fuego del miedo que se estaba forjando en mi interior.

- ¡Asustan al niño! Viejas locas, no saben hacer más que hablar y hablar ¿no les afecta el hecho de que su madre esta postrada en descanso, por favor dejen de decir boludeces por cinco segundos y conmemoren momentos felices que pasaron con su madre ya fallecida o guarden un luto silencioso, nos harían un favor a todos- dijo mi padre ya harto de la situación.

- ¡Por dios Alberto! ¿Usted cree que no nos duele el hecho de que mi madre ya no está más con nosotros?  y no! no es un niño, es una N-I-Ñ-A con todas las letras, no me vengas con degeneramientos- Dijo mi tía Roberta soltando lágrimas mas falsas que mis pechos.

- Sí, no les duele ni un poquito. Nunca, repito ¡nunca! Les intereso venir a ver a su madre o cuidarla, la única que la cuido sus últimos días fue María ¡Mi Mujer! y MI HIJO, aun que no les guste el es N-I-Ñ-O así se identifica y así se siente . Así que ... o dejan de estar haciendo teatritos y hablando pavadas ¡O SE ME VAN YA DE MI CASA MANGA DE ZORRAS DE MIERDA!– dijo ya encabronado mi padre.

Mis tías se quedaron calladas ante las palabras tan llenas de verdad y furia que soltó mi padre. Ese día aprendí que la gente solo se interesa por ti cuando dejas este espacio terrenal... y mi vida empezó a tomar un rumbo un poco deprimente y solitario, ya que la partida de mi abuela dejaría una huella que no se borraría ni en otra vida.

y por otro lado ame a mi padre, ya que a el fue el que mas le costo aceptar como me sentía respecto a mi cuerpo, y cuando me defendió así me emocione mucho...

Help Me... To Forget.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora