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Bien, hora de volver a la tortura legal. Digo al colegio.

Con que se enteraran mis profesores del accidente, y hasta mis amigos estaba bien, no era necesario que se enterara TODA LA MALDITA ESCUELA. Lo peor era que ni la mitad del colegio sabia de mi existencia antes de eso. Que genial que la gente te conozca cuando te pasa una desgracia.

En fin, para que darle importancia, no voy a cambiar el mundo (y mucho menos el colegio) quejándome.

—Que onda la anaconda —Me dice Rex apenas llego al vestuario de hombres.

—Todo genial dijo una estrella fugaz—digo uniéndome a su estupidez.

Me encantaba que todos nos vieran raro pero a la vez se rieran de nosotros o con nosotros, no importaba, las risas nunca faltaban.

—No, no me di un fuerte golpe en la cabeza en el accidente, estoy bien— digo a los demás chicos del equipo de lacrosse que se reían.

—Muy bien muchachos, basta de charla. Tobey, querido, ¿cómo te sientes? ¿Estás bien para jugar? —dice el entrenador amablemente.

Agradecía que no gritara hasta dormido con violencia cada vez que "alentaba" a sus jugadores como siempre muestran, era bastante amable.

—Si entrenador, no sufrí ni un rasguño, estoy perfecto. —le conteste sinceramente.

—Bien, entonces muevan sus traseros, hay que practicar.

—Todo el mundo está hablando de tu accidente, menuda fama tienes ahora de chico rudo. ¿Te hiciste alguna cicatriz? —menciona Rex mientras caminamos por el campo abierto hacia la cancha.

—¿Por qué todo el mundo sigue preguntándome eso?, si, solo una en la rodilla, pero es más chica que tu p... —me interrumpió una mano en el hombro.

—Hola, Tobey, ¿no es así? —me pregunta una dulce voz.

Oh no. Oh nonono, no puede estar pasando.

"Sí, Tobey" y sonreír. ¿Acaso era tan difícil hacer eso? Pero no, ahí estaba yo, respondiendo algo estúpido.

—¿En serio me estás hablando a mi? —pregunté cómo estúpido.

—Pues sí, ¿qué te sorprende tanto? —dijo divertida.

Rex estaba intercalando miradas entre ella y yo, parecía que estaba en un juego de pin-pon, sin creer —como yo— que ella me estaba hablando.

—Bueno, que la chica más linda te note, y lo mejor, que te hable, no me pasa todos los días.

¡¿Pero que acabo de decir?!

Dios, si Rex no estuviera tan boquiabierto como yo, me hubiera pegado un puñetazo —y bien merecido, cabe recalcar—.

—Wao, ¿en serio te parezco la más linda?. —dice sonrojándose.

Uf, debo estar igual de rojo que ella.

—¡Tobey —Grita el entrenador—Rex, dejen de coquetear y vengan a hacer las cosas por las que me pagan!

—Me tengo que ir —reacciona Rex y me deja solo. Cobarde.

—Bueno, como te decía, no te quitare mucho tiempo, lo siento. —dice apenada viendo al entrenador, el cual ya se estaba riendo de cómo hacia las lagartijas Rex.

—No pasa nada, siento lo anterior, no te quise incomodar.

Instintivamente me rasco la nuca. Al fin dije algo decente.

Abajo del sol el pelo le brillaba más, si eso era posible. Desde que la conocí a ella adoro y admiro a la gente que tiene el cabello rubio. Es tan hermosa. Aún apenada o pidiendo disculpas se ve tan sofisticada y centrada.

Tobey ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora