Aquella chica de veintisiete años llegaba a la casa de su prometida.
-Llegué, ¿qué...- vio a su novia llorando frente a ella, a contra luz por su ubicación en el lugar de la mesa. - ...me querías decir? ¿Estás bien?
Su novia agitó su cabeza en negación y le indicó que se sentará.
-Yo...
No pronunciaba palabra alguna, el llanto y la culpa no se lo permitían, pero sobre todo, el miedo. Tenía miedo de la reacción del amor de su vida.
Pasaron unos minutos y con una mano temblorosa colocó en medio de ambas una prueba de embarazo.
El corazón de Tiffany se aceleró tanto que terminó por romperse.
Y cómo no hacerlo cuando frente a ella había una prueba que no debería de existir.
Flashback.
-Tengamos un bebé, mi amor.
-N-No lo sé, realmente no estoy lista para ser madre.
-Podemos hacerlo, deseo ser madre a tu lado.
-Pero el hijo será de alguien más...
-Será nuestro, solo nuestro, por favor, entremos en tratamiento.
Y cómo esas, varias discusiones más hubo, llevándola a la resignación. No quería perder a Jessica por presionarla a tener hijos, su amor por ella era más grande y terminó aceptando el rechazó a la maternidad por parte de su novia. Al fin y acabo una relación se trataba de adaptarse.
Su mano alcanzó la prueba, observó los ojos rojos de su novia y después dirigió la vista a la prueba.
Jessica estaba embarazada y ella tenía el corazón roto.
Hace unas semanas habían discutido muy fuerte y sabía que había salido de fiesta por sus historias publicadas.
- ¡No me jodas! ¿¡Qué hiciste!? - Gruñó con voz grave.
La voz grave en Tiffany no era común, claramente estaba destrozada.
No dijo palabra alguna en un buen rato y solo sus nudillos blancos sostenían la prueba de su infidelidad.-Voy a preguntarte algo y quiero que pienses bien en la respuesta... ¿Qué es lo que quieres de mí?
Jessica con voz entrecortada por el llanto, respondió.
-Que me apoyes.
- ¿Y cómo? ¿Moralmente? - Preguntó con sarcasmo.
Mordió su labio conteniendo su enojo, no quería dañar con sus palabras a Jessica. La seguía amando a pesar de su corazón ahora roto.
- ¿Querías hijos no? - soltó Jessica con sarcasmo que nació de su frustración.
- ¡Pero no así! ¡Esto no estaba en mis planes! ¡No una infidelidad!! ¡Tú Infidelidad!
Jessica apartó la mirada y con labios húmedos por sus lágrimas contestó segundos después.
- ¿Me dejarás? - Escondió su cara entre sus manos.
-Supongamos que aceptó seguir contigo. No puedo darle una familia a ese bebé porque no lo querré, porque cada vez que lo vea será un recordatorio de tu falla. ¿Qué vida le voy a dar? - Dijo Tiffany con una seriedad que nunca había dejado expuesta ante Jessica. Con la misma franqueza hiriente que usaba en sus negocios.
-Está bien. Puedo apoyarte, a ti y a....- varias palabras desagradables llegaron a su mente, pero se detuvieron en su boca - ese bebé. No te abandonaré en el proceso y veré por el bebé desde mañana que haga una cita con el ginecólogo hasta ...la educación media, que sé yo. Pero no puedo seguir en una relación contigo, no puedo darle una familia, porque no lo quiero. No quiero a ese bebé. No lo quiero.
-Pensaba en decirle a él que...
-Me importa muy poco que le digas o no. No me importa si quiere al bebé o no. No me importa su insignificante existencia. ¿Entendiste?
Se paró de su asiento y comenzó a escribir un texto al ginecólogo.
-Creo que lo mejor será que no reciba nada de ti- Pronunció Jessica, secándose las lágrimas con sus delicadas manos aún temblorosas.
-Ay por favor, Jessica. Deja de decir tonterías. Ese inútil no va a responder y lo sabes carajo.
Sabía quién era el padre, llevaba un año tratando de romper su relación.
6 años después.
-¡Mami!
El pequeño corrió hacia el BMW blanco de su madre, la noche anterior había tenido mucha fiebre y lo llevaría al doctor después de la escuela.
-Sube al auto.
-Obtuve un diez en el dictado- Orgulloso, mostró su estrellita en la frente a su seria madre.
-Me alegro, ahora sube al auto que se hace tarde.
Con decepción el niño subió al auto.
-Solo quiso mostrarte su estrella, estudió toda la semana solo para mostrarte una estrella dorada.
-Es su obligación tener buenas calificaciones. Da gracias de que no es igual de estúpido que su padre. Se suponía que estaba enfermo. ¿Cómo lo traes a la escuela?
-Él insistió, realmente quería esa estrella dorada y hacer que sintieras un poco de orgullo por él.
-No es necesario. Debe aprender a no complacer a los demás, no lo hagas débil...Tengo que irme, llegaré tarde al doctor y tú al trabajo.
Su ex prometida subió al auto y arrancó para llevar a su hijo al doctor.
Sí, ella falló, pero aún tenía la esperanza de que le diera a su hijo, aunque sea una gota de amor. Porque sabía que ese amor yacía en ella.
Después de aquella discusión no la abandonó en ningún momento, durante todo el embarazo vivió con ella, atendió todas sus necesidades y antojos.
Los llevo al mejor hospital. Compró una casa nueva para ella y su hijo. La hizo leer innumerables libros para la estimulación infantil. Las mejores escuelas. Lo mejor de lo mejor. Pero eso no era el amor que ella buscaba, el que ella vio cuando tuvo al pequeño en sus brazos a la hora del parto.
Sus ojos negros brillaron cuando el pequeño vino al mundo y el beso que le dio a ella fue el más sincero que jamás tuvo.
-Te amo. - Dijo Tiffany tras besar la frente sudorosa de Jessica.
Fue la última vez que escucho esas palabras, pero tenía la esperanza de que ese amor siguiera ahí.
Vio como las dos personas que más amabas partían en ese BMW. Y tal vez, engañándose por millonésima ocasión, repitió las mismas palabras que dijo desde que supo de su embarazo.
-Ella...Ella nos ama.