Unos minutos después –durante los que tuvimos ambos que fingir que no notábamos la conversación cuchicheada que se llevaba a cabo en la cocina–, regresó la madre de Mark, tirando de la mano de un hombre con expresión de niñito perdido. Aún veía al sitio del que habían salido con añoro, e incluso yo podría decir que llevaba un puchero en los labios.
Además, se parecía a Mark. Mucho, mucho. Vaya, era como verlo en unas décadas.
Absolutamente quise soltar un inapropiado chillido.
—Bum —presionó la Señora Taeyeon, sacudiendo sus manos unidas para tomar su atención. El padre de Mark volteó a verla, y entonces tras una especie de lucha de miradas –la suya entre triste y suplicante; la de la mujer firme, con las cejas enarcadas– suspiró derrotado, enderezándose—. Ella es Seungyeon.
—¡Oh! —pareció salir al fin de su pobre estado, volviendo sus ojos hacia mí. Mark, que había terminado jugando con su perro, Neo, al en un punto de la charla de sus padres venir corriendo a nosotros con emoción, no me sirvió de escudo de nuevo—. Así que esta es Seungyeon —esperando algún tipo de señal de por lo menos un mínimo desagrado, casi me ahogué con mi saliva al en cambio él ofrecerme una amable sonrisa.
No era para nada como la de Mark, pero... Me aguanté el impulso de abanicarme como una tonta. Apenas.
—¡M-Mucho gusto!
—Bah, el gusto mío–nuestro —batió una mano al aire para restarle seriedad—. Más importante... —cambió su tono, de repente como medio tétrico, acompañándolo con un ceño fruncido que en realidad no se vio muy tenebroso. Aguanté una sonrisita al ver a su esposa poner los ojos en blanco con humor—... Seungyeon, yo prometo que ya había hecho tartas antes. Prometo que nunca habían quedado... así. Tienes que saberlo.
Y, ciertamente, para cuando con apenas un poco de resistencia del Señor Kibum –Mark me susurró su nombre al tener el chance– terminamos de adentrarnos a la cocina, el platillo que había sobre la isla de granito no era... precisamente digno de fotografía. El relleno se había desbordado entre los patrones de masa, que no parecían demasiado feos mas habían terminado arruinados/opacados por el desastre, una parte se veía considerablemente más cocinada (quemada) que el resto, y en general lucía como si fuera una especie de sopa de frutas, de alguna manera.
La Señora Taeyeon suspiró, poniéndose de puntillas para dejarle un tierno beso en la sien a su esposo— Bueno, de todas formas hay que esperar a que enfríe un poco más, ¿cierto, Bum? Ustedes pueden subir y yo les llevaré sus trozos cuando esté.
¿Nosotros...?
¿Subir?
Completamente ignorando mi (bastante grave) estado de shock, Mark asintió y simplemente giró para subir. Me tomó un par de vergonzosos segundos el reaccionar, y entonces tuve casi que pegar una carrera para tratar de alcanzar al nerd. Ya él estaba cerca de las escaleras, caminando de lo más tranquilo – yo tuve que morderme el interior del labio para no terminar de entrar en pánico.
—¡Oye!, oye —lo alcancé por poco a la mitad de los escalones, tragando grueso de nervios en realidad injustificados. Siquiera se dignó a voltear sobre su hombro—. ¿Adónde se supone que vamos ahora, eh?
—¿Hm?, a mi cuarto.
—Ah... Tu cuarto. Iremos a tu cuarto.
—¿Sí...? —bufó una risa y en sus labios de inmediato se formó una sonrisilla que identifiqué como burlona—. Bah, no me querrás decir que es tu primera vez entrando al cuarto de un chico, ¿o sí? —alzó las cejas, evidentemente aguantándose una fea carcajada.
ESTÁS LEYENDO
Cute || Mark Lee
FanfictionSeungyeon aceptó que el tremendamente fastidioso nerd de Mark Lee le diera tutorías solo porque sabía que estaría frita si sus calificaciones seguían empeorando... Claro que nunca pensó que terminaría enamorándose del único chico que parecía demasia...