Déjà Vu

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Déjà Vu

Viernes, 13 de octubre de 2010

1:32 P.M.

Hoy es el día que nos iremos de fin de semana por mi cumpleaños #21. Iba a celebrarlo con mis mejores amigos en una cabaña en un bosque. La idea fue de Sebastián, no sé por qué se le ocurrió esa idea, pero según él la cabaña estaba en excelentes condiciones y sería bueno pasarlo allí, dice el que la cabaña es de un familiar de un amigo de su tío. Yo solo espero que la dichosa cabaña, no sea una de esas típicas cabañas tenebrosas que aparecen espíritus y esas cosas, como las películas. Ya tengo todo listo y estoy esperando que los chicos pasen a recogerme. Espero que sea un fin de semana inolvidable.

Antonio

Unos minutos más tarde llegaron los chicos y emprendimos el camino hacia la cabaña. Fueron alrededor de cinco horas de camino. Al llegar, estacionamos el auto. La cabaña se veía normal, se veía antigua pero no parecía tener aspecto embrujado, ni nada. Al bajarnos del auto, sentí un aire increíblemente pesado, pero al parecer yo fui el único que lo noto, porque los chicos no habían dicho nada. Andrés y Thomas dijeron que ellos iban a subir las maletas, mientras Sebastián y yo abríamos. A medida que nos acercábamos a la entrada, la puerta se iba abriendo. Yo me paralice y pare en seco. A lo que Sebastián me dice que era el viento, y continuo su trayecto. Pero lo que me daba miedo era que no hacia viento. El soltó una carcajada y me tomo del brazo empujándome para que continuara mi camino.

Al entrar la cabaña estaba llena de polvo, y adentro sí parecía tenebrosa. Sebastián entro como si nada y camino hacia la cocina, dejándome solo en esa sala. De momento, sentí una presencia detrás de mí, y una respiración detrás de mi oído. Rápidamente me gire pensando que era Andrés o Thomas, pero no había nadie. Me quede desconcertado varios minutos hasta que entraron los chicos, no le dedique más importancia. Pasaron las horas, después que comimos, estábamos sentados en la sala tomando unas cervezas y riéndonos, ya era tarde, y estábamos muy cansados por el viaje. Así que nos fuimos a dormir, ya que la cabaña solo tenía dos habitaciones teníamos que compartir, Thomas y yo íbamos a compartir habitación. Cuando estaba en el baño, cepillándome los dientes, sentí que susurraron algo en mi oído pero no lo entendí. Al terminar, salí del baño y al entrar a la habitación Thomas ya estaba durmiendo, parece que las cervezas le causaron efecto. Me recosté en la cama, y no podía dormir, me sentía cansado pero no podía pegar el ojo. Estaba mirando fijamente a la pared cuando de repente, se empezó a escribir algo en la pared. Y eran unos números, pero no sabía de qué eran esos números. Rápidamente, desperté a Thomas, le señalé la pared y me miró con cara cómo si yo estuviera loco.

-Ahí no hay nada, Antonio. Vuelve a dormir. -dijo Thomas.

-Thomas, ahí hay unos números, lo juro. -le contesté con pánico.

-Yo no veo nada. Antonio la pared no tiene nada, estas alucinando. Tal vez fueron las cervezas. -contesto Thomas, algo exasperado.

No le dije nada más, tal vez tenga razón. Tal vez es mi imaginación. Y traté de dormir, logre dormir solo unas horas y me levanté muy temprano. Rápidamente miré hacia la pared que tenía los números, y no había nada. Solté un suspiro de alivio. Caminé hacia la cocina y encontré un papel encima de la mesa, con mi celular. No se cómo mi celular llego aquí, porque la última vez que recuerdo estaba en mi bulto, ya que ni me tomé la molestia de sacarlo porque acá no hay señal, ni para emergencias. Abrí el papel doblado y eran los mismos números que estaban en la pared anoche. En ese preciso momento entró Sebastián.

-Sebastián, ¡¿qué es esto?!-le pregunté con pánico.

- ¿Qué es qué?-me pregunto confundido.

Le enseñe el papel, le explique todo lo que sucedió la noche anterior y que estaba segurísimo qué eran los mismos números qué se habían escrito mágicamente en la pared.

-Tenemos que irnos de aquí. ¡Ya!-le dije con voz llena de miedo.

Sebastián dudo y dijo que tal vez yo había soñado eso, y que el papel tal vez estaba ahí ya. Pero en ese preciso momento comenzó a sonar mi celular, y mire la pantalla y era el número del papel. Mire a Sebastián y ahora si tenía cara de miedo. ¿Cómo era posible que entrara una llamada cuando no hay nada de señal en este bosque? Nos miramos y comenzamos a correr a las habitaciones para despertar a los chicos, recoger nuestras cosas y salir de ahí. Preparamos todo rápido y ya estábamos listos. Cuando nos estábamos acercando a la puerta, esta se cerró de golpe. Nos miramos con cara de pánico y desesperación. Y dirigimos nuestra mirada hacia la puerta de atrás, salimos corriendo hacia ella, y también se cerró de golpe. Y en ese preciso momento, se empezaron a escribir los malditos números. Y esta vez mis amigos podían verlos, todos gritamos cuando miramos a nuestro alrededor y todas las paredes y ventanas tenían esos números, pero estaban escritos con sangre.

Cuando pensé que era el fin, escuche un celular a lo lejos, abrí mis ojos. Estaba acostado en mi cama, al parecer me quede dormido. Me quede desconcertado. El celular dejo de sonar e inmediatamente llego un mensaje de texto que decía: "Antonio, ya pasé por Thomas y Andrés. Paso por ti en unos minutos para irnos a la cabaña."

¿Fin?

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