Sé todo sobre ti.
Cada movimiento, cada palabra. Tus comidas favoritas, tú música favorita, lo que te gusta, lo que no, tus deseos, tus miedos...
He estado observando a tus espaldas desde hace mucho tiempo, sin que tú ni siquiera te dieras cuenta. Enamorándome perdidamente de ti.
Oh, qué caída. Antes de que me diese cuenta, estaba cayendo más y más, profundamente enamorado. Pero mientras más caía, más crecían mis deseos.
Cada vez quería estar más cerca de ti, observar ya no sólo tu espalda desde las sombras, sino ver tu rostro y admirarlo desde la cercanía, escuchar tu voz más claramente, sentir tus ojos sobre los míos, sentir tu calor, tu cercanía.
Poco a poco, ese deseo de estar aún más cerca de ti fue volviéndose más intenso, como si estuviera cada vez más obsesionado contigo. Como si con solo verte, mis deseos se alimentasen y crecieran aún más.
Llegué al punto de seguirte hasta casa, para luego observarte desde la ventana, desde que llegabas del trabajo hasta cuando te desvestías para irte a dormir, siempre con las persianas ligeramente abiertas, confiando en que por vivir en un segundo piso nadie te vería, más aún si un árbol estaba justo al lado, tapando la ventana.
Luego apagabas la luz de tu habitación y abrías la ventana. Te dormías tan confiadamente que era casi como si me estuvieses invitando a entrar. Un dilema moral se formó en mi cabeza, ¿Tenía el derecho de invadir tu privacidad hasta tal punto? Pero la idea era tan tentadora que no podía resistirme a ella...
Lentamente, sin hacer el mínimo ruido, iba entrando a tu habitación. Me acercaba a tu cama y me sentaba en ella, acariciando de forma delicada tu hermoso cabello, rozando con la punta de mis dedos levemente la suave piel de tus mejillas. A veces pensaba en qué pasaría si llegabas a despertarte; que me descubrieras y fuera testigo de tu expresión confusa. Solo pensar que eso podría llegar a pasar hacía que la adrenalina en mi sangre se elevara a niveles inimaginables y mordiera mi labio para aguantar la emoción.
A veces me escondía en tu clóset y esperaba hasta que ya casi fuera la hora en la que te levantabas para irme. Claro, no siempre era tan preciso con las horas en las que te despertabas. Una vez casi me descubres, pero estabas tan cansada que dejaste de forcejear y decidiste cambiarte con una muda de ropa que habías dejado en tu silla. Debo admitirlo; casi entro en pánico cuando te vi a través de las rendijas de madera forcejeando con la puerta, mientras yo jalaba hacia dentro para que no pudieras abrirla.
He estado tanto tiempo enamorado de ti que cada cosa tuya, por pequeña que fuese, me parecía sumamente hermosa y única. A mis ojos, eras algo tan hermoso que, de forma casi insultante, nadie se había detenido a apreciar como era debido. Era indignante.
Yo era el único. Debía ser el único.
Es por eso que cada vez que te veo hablar con tus compañeros de trabajo, tus supuestos "amigos" de la universidad que solo piensan en ti con ojos lujuriosos, que solo tienen intenciones de lastimarte, hace que mi sangre hierva en furia. ¿Cómo es que se atrevían?¿Cómo era que tú no te dabas cuenta? Era insoportable, tan insoportable que no podía evitar pensar en torturarlos de todas las formas posibles. Los odio, los odio, los odio. Pero no podía odiarte a ti, por más ilusa e idiota que fueses.
Porque tú eres perfecta.
Por eso el verte llorando mientras me abrazabas abandonada en mitad de la carretera a las afuera de la ciudad me hizo sentir de la peor manera, y al mismo tiempo hacía que mi corazón se acelerase con tanta fuerza que temía que pudieses sentirlo, y eso me hacía sentir aún peor. No pude protegerte.
No pude hacer nada.
Había dejado que te hicieran daño. Debí haberte insistido más para que no vinieras... pero no lo hice. No fue suficiente.
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JEALOUS [PeterxFem!Reader]
FanfictionHay un chico que conozco. Somos amigos, o tal vez más que eso. Que me ama tan pura y violentamente que me provoca escalofríos. Un chico que solo con la mirada es capaz de darme choques eléctricos por todo mi cuerpo, que es capaz de hacer latir mi co...