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¿Algún plan útil? Eso era el único  pensamiento que tenían con común aquellos jóvenes con los nervios de punta, sin tener idea de cómo saldrían.

Beomgyu obedecía cada orden que la mujer escupía. Al parecer no era tan despistada como aparentaba y tuvo en cuenta las posibles armas que podía tener el castaño, así que se los arrebató y se encontraban en el suelo del pasillo, sin alcance a aquella pistola y pequeño cuchillo que recibió de Yeonjun.

¿Y dónde estaba Yeonjun? Su cabeza dando vueltas adivinando por cuál pasillo entrar o salir delataba lo desesperado que estaba en busca del menor.

Derecha, izquierda, iba de lado a lado, controlaba su respiración y sentía una fina capa de sudor  en su frente, volvió a recargar su pistola. 

Jarrón y cuadro, vio de lejos y con cuidado se acercó hasta ahí. Escuchó claramente la suave risa de la mujer que agarraba firmemente la pistola que vio anteriormente en aquellas pantallas, mientras sujetaba con fuerza el cabello castaño y medianamente largo del menor arrodillado con semblante totalmente tenso, buscando con pánico los ojos de Yeonjun, este carraspeó y habló.

— Suelta a Beomgyu — pronunció el mayor con su propia pistola ahora, apuntando aquella mujer sin apartar la fija mirada, sin temblar, decidido a qué iba a hacer. Nada se escuchaba más que la agitada respiración de Beomgyu.

El pasillo se sentía cada vez más largo y estrecho, casi cortando el aire.

— No es mi orden dejarlo con vida, joven — respondió esta vez sin gracia — Y seguramente a usted tampoco, ha visto demasiado por hoy.

Yeonjun hizo oídos sordos y se acercó aún más, mala idea pensó nada más escuchar como la mujer quitaba el seguro a la pistola detrás de la cabeza del menor. No creía que realmente estuviera dispuesta a eso, es decir, matar a una persona con la tapadera de atraerlo aquí bajo órdenes. Si lo pensabas más capaz era hasta gracioso.

Pero el peliazul hizo de todo menos reírse. Alzó rápidamente su pierna para golpear la mano de la fémina y dejarla desarmada, así comenzando una batalla cuerpo a cuerpo; ella golpeaba, él esquivaba sabiendo lo que hacía, pues al mirar por el rabillo del ojo vio de la forma en la que Beomgyu se escabullaba rápidamente a dirección de sus armas arrebatadas anteriormente, se reincorporaba a los segundos de no tener la pistola apuntando a su cráneo.

En esos pocos segundos fue suficiente como para recibir un golpe limpio haciendo su labio sangrar bruscamente, mas no perdió el momento y siguió  esquivando, ahora él golpeando sin importar el dolor tan intenso que sentía en el pómulo y labios. Diablos, desde cuándo las cuarentonas pegan así se preguntó una vez más, el ahora adolorido Yeonjun.

Pero de poco duró, pues un grito en seco obligó a ambos heridos a girar totalmente sus rostros, encontrándose a un Beomgyu con la pistola que le dio su tío, apuntando a la causante de todo esto.

Oh Beomgyu, nuestro querido Beomgyu estaba temblando mientras sujetaba de manera torpe aquel arma, él lo sabía y se odiaba por eso, pero no podía morir aquí, y menos ahora.

Yeonjun se alejaba lentamente de su anterior contrincante para pasar detrás del menor, aprovechando que aquella mujer ya despeinada estaba más concentrada en no moverse y recibir un disparo.

"Está bien" Susurraba Yeonjun mientras se acercaba cada vez más a Beomgyu, pegando su pecho en la espalda de este, colocaba su mano encima del que temblaba, ayudando a coger el arma. 

"Respira" dijo de forma calmada para que el menor solo se centrara en él, la ansiedad y adrenlina que cargaba el cuerpo contrario era palpado por el mayor. Finalmente agarró el arma encima de la mano de Beomgyu e hizo colocar el dedo de ambos en el gatillo.

nerves - yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora