¡Oh! ¡Mi pobre omega!

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Los clanes de exorcistas eran mayormente de alfas. 

Algo normal por sus capacidades más desarrolladas y sus instintos de cazadores.

Los pocos omegas que estuvieran en los clanes eran las esposas, y si por alguna razón fuera omega lo llevarían a los templos a ayudar, pero no serían precisamente exorcistas.

Los clanes más importantes eran alfas puros. En otras palabras eran alfas que nunca habían tenido un descendiente o antepasados omega o beta.

Había una pequeña probabilidad de que naciera un omega dentro de ellos, era pequeña pero estaba ahí.

Les habían dicho que casi siempre serían alfas por su sangre dominante, pero por si casualidad existía un omega sería muy parecido a un alfa.

Pasaron años y no hubo ningún clan con omegas así que decidieron olvidar el tema.

Luego nació Kou Minamoto.

El primer omega en el clan Minamoto.

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Un pequeño niño de cuatro años lloraba corriendo hacía su lugar seguro.

El cuarto de su mamá.

Se sentía sin libertad. No podía entender por que sus familiares eran así con ellos, tampoco podía entender por que insistían tanto en encerrarlo en un círculo. Se puso de puntas para alcanzar la manija de la puerta y abrirla. 

Revelando a una hermosa mujer con cabellos dorados y ojos azules de color cielo amorosos. Este estaba recostada en su cama leyendo un libro llamado "Orgullo y Prejuicio", pero dejo de hacerlo al notar las lagrimas de su cachorro.

- ¿Volvieron a hacer lo mismo? - Le preguntó con empatía mientras hacía espacio en su cama. El pequeño asintió sollozando. 

Ya más calmado cerró la puerta.

- Sabes que no lo hacen a propósito - Estiró sus brazos para que su bebé se acurrucara en su pecho. Algo que calmaba de sobre manera al otro.

Suspiró cansada.

Muchas veces pasaba esto.

Se los explicaba miles de veces, les daba ideas para que no se sintieran tan mal, pero seguían con lo mismo. Ponían a Kou en medio de ellos para soltar su aroma. Su cachorro es el primer omega del clan.

Algo que alegro a la mayoría por tener uno. Se sentían muy felices los alfas, pero al mismo tiempo inseguros. Un omega era como una joya en la sociedad. Casi no había, se iban a extinguir ya que la mayoría eran abusados. 

Había un mito que decía que los omegas eran regalos de Dios y que como venganza se los estaba quitando. Por eso siempre intentaban de marcarlo con su olor, al principio era solo de vez en cuando y leve. Pero pronto se dieron cuenta de que el menor era demasiado curioso. No solo eso, si no que también amigable y energético. 

Se escapaba para espiar a su hermano, se escapaba para ver el jardín o seguir un fantasma, se escapaba para jugar, explorar o por que se le daba la gana.

Entonces comenzaron a usar esa técnica, la cual estresaba a los instintos de Kou. El rubio todavía no los veía como personas seguras. Sabía que era su familia, pero casi ni los conocía. Entonces su "omega interior" se estreso pensando que le iban a hacer daño, como es un pequeño no pudo ignorar ese sentimiento que le decía huir.