Louis no estaba yendo demasiado lejos, no para su percepción.
Las bolsas debajo de sus ojos sólo eran un minúsculo detalle en todo el conjunto de signos que determinaban cansancio extremo. Pero aún así, el sigue insistiendo en que puede trabajar tanto cómo una maldita máquina industrial durante más de quince horas seguidas; hundirse en las interminables montañas de documentos archivados para Louis solamente era un parque de diversiones, era feliz haciéndolo que hacía, ni siquiera necesitaba esos estúpidos descansos que su padre le exigía.
El trabajo nunca había sido demasiado.
Se había levantado esa mañana cómo de costumbre, restregando sus ojos con las palmas de las manos para despertar la vista, bostezó tanteando su teléfono el cuál debería estar en algún lugar de la cama debido a que lo rueda sin querer cuando se encuentra durmiendo. Lo encuentra y suspirando con alivio abre el correo eléctrónico para confirmar si no había llegado algún correo sobre los nuevos contratos de la empresa.
Está bien, el está preocupado por su trabajo. No es cómo que pudiese ser juzgado por tal estupidez cómo ser atento a lo que le guste.
Se da una corta ducha con algo de agua caliente ya que tiene que llegar temprano al edificio para poder organizar algunos archivos, no se preocupa en hacerse el desayuno, Ya podrá comprar algún panecillo en el camino. No puede negar que tardó un poco en acostumbrarse a llevar esa sobrecarga mental que implica ser futuro heredero de una industria tan grande cómo la que tendría en sus manos en unos años, los hombres siempre iban y venían en trajes entubados tan brillantes y maletines pesados, Louis era un chiquillo con grandes planes cuando entró a la empresa y después de muchos intentos fallidos se dio cuenta de que para poder cumplirlos tenía que trabajar sin descanso.
Abrió la puerta de piloto del auto que diseñó para él mismo y emprendió camino hasta el trabajo, sin encender la radio ya que considera que las voces de estéreo son demasiado chillonas para su gusto, sigue la misma carretera que ha seguido desde años viendo a las mismas personas de siempre yendo a su trabajo. Es Londres, Londres siempre había sido demasiado agitado en las mañanas, las personas iban de aquí para allá mientras intentaban despertarse para poder rendir su horario laboral correctamente.
Resulta que, su cafetería favorita estaba cerrada témporaneamente por motivos de remodelación (Esa fue la primera maldición del día), Louis estaba indignado, la única cafetería que era decentemente rápida cómo para no durar más de diez minutos en entregar un café, estaba cerrada. Tendría que esperar la hora de almuerzo para comer la comida de mierda que algunos de sus compañeros compraban en el restaurante chino de dudosa higiene que estaba a unas cuadras del edificio.
Se registró con su tarjeta personal en el edificio para confirmar su asistencia del día, y recorrió los mismos pasos de siempre hasta su oficina. Sin saludar al personal de secretaría, ya que consideraba que eran demasiado chismosos y habladores, nada que buscar ahí.
"Reunión en el piso 12, lleva los registros de la última campaña de marketing, también las estadísticas de compra y los archivos presupuestarios." Avisó la secretaria por el teléfono.
Bien, él estaba preparado.
Era una reunión importante, estarían conversando con algunos de los proovedores más importantes de la misma industria, sólo Dios sabe lo que hizo Mark para poder tenerlos en el edificio para una reunión. De hecho Louis está convencido de que él también hubiese movido montañas por aquello, o por un lado más racional, les hubiera chupado las pollas hasta dejarlos secos con tal de poder negociar con ellos en la oficina.
Casi se mea encima cuando su padre lo presentó frente a las cabecillas en la mesa.
"Louis Tomlinson, él manejará mi empresa una vez que yo me retire. No será muy lejos!".
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𝑱𝒂𝒎𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒂𝒏 𝒂𝒏𝒅 𝑫𝒂𝒚𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔☀️🇴 🇸
FanfictionLouis necesita cambiar su vida con urgencia, de lo contrario, lo perderá todo. Harry es un sencillo muchacho granjero que tiene muchísima paciencia y un secreto en sus manos. >