Única parte.

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Llevo viviendo con Frank casi seis años de mi vida. No tenemos grandes lujos ni nada por el estilo, su apartamento es bastante pequeño, contiene un baño, cocina/dormitorio, ventanas por donde entra el sol y una puerta que conduce al sótano. Esta se encontraba bajo llave y él es el único que contiene la copia. No he ido ahí, ni tampoco pienso hacerlo. Recuerdo que me hizo una petición extraña, que en su momento no le di importancia, pero que cumplí.

-Gerard, cariño, esta puerta pertenece al sótano, prometeme por nuestro amor que jamas entraras allí. -dijo con cierto nerviosismo.-

-Claro cielo, pero ¿Qué hay ahí dentro?

-Nada de lo debas preocuparte, Gee. Pero puede llegar a lastimarte asique no lo intentes. No quiero perderte.

-Esta bien, Frank. -le di un suave beso en los labios como forma de cerrar mi promesa.-

Él es el que trabaja y trae el dinero a la casa, el que sale y hace los mandados. Yo me ocupo de los quehaceres del hogar, cocino y limpio, no he salido al exterior en un gran periodo de tiempo, Frank dice que no debo, que el mundo es un lugar cruel, él tiene razón y lo sé por experiencia propia. Y le haré caso incondicionalmente.

Nos conocimos cuando íbamos al secundario, él era un chico retraído pero rudo a la vez. Yo un simple muchacho con problemas en su hogar, en la escuela y grandes ganas de desaparecer. Empezamos a salir y todo comenzó a mejorar, mi estado de ánimo cambió al estar lejos de mis padres y más con mi amado, me sentía amado y contenido, encontré en él mi salvación. Mi nuevo hogar.

No he visto a mis progenitores hace mucho, a veces salen en televisión pidiendo que vuelva con ellos, pero no lo entienden. Nunca lo entendieron. Con mi hermano perdí toda comunicación, sale con mis padres en mi búsqueda pero tampoco lo comprende. Mis amigos desaparecieron de mi entorno al igual que la civilización y creo que eso esta bien, no eran una gran influencia para mi, o eso dice Frank, ellos también me buscan.

Mi vida es excelente, más de lo que alguna vez lo fue. Me divierto mucho con él, lo amo y lo respeto. Pero hay veces que la curiosidad me gana y deseo saber que se encuentra detrás de aquella puerta. No se escucha ningún ruido, ni se ve luz, es como si no se hubiese nada.

No sé por donde sale o como vuelve ingresar. Él se va temprano en la mañana cuando estoy durmiendo y regresa cuando estoy tomando mi ducha matutina. No obstante, hoy quería descubrir el secreto, asique pospuse mi rutina y me escondí dentro del baño dejando la puerta entre abierta para poder asomarme y observar.

Lo que no me esperaba, y tal fue mi sorpresa, al ver a Frank ingresar por la puerta del sótano y luego cerrarla

-Mierda, mierda, mierda, mierda...

Repetía eso una y otra vez, se lo notaba alterado, dejo sus cosas arriba de la mesa y al no escuchar el ruido del agua caer por la ducha, gritó:

-Cariño ¿Dónde estas? -se acercaba al cuarto mientras miraba a todas partes en mi busqueda-

Rápidamente me pongo de pie y salgo del baño.

-Aquí estoy. -respondo en una sonrisa- Decidí bañarme antes de que llegaras y justo me agarras orinando.-jamas le había mentido a Frank, me siento tan mal.- Oye, ¿estás bien? Te noto un poco tenso.

-Escucha, puede ser que de ahora en más las cosas cambien. -a lo lejos se escuchan las sirenas de la policía.- Oh carajo... e-escucha, todo se puede tornar raro y puedes llegar a malinterpretar todo, pero quiero que sepas que te amo y siempre lo haré.

-Eso ya lo sé y también te amo, pero ¿Qué esta pasando?

Las patrullas se estacionan fuera de nuestro apartamento, se escuchan gritos y golpes.

-Señor Iero, tenemos una orden de allanamiento, déjenos entrar o derribaremos su puerta. HÁGALO AHORA. 

Luego tiran una puerta abajo y pasos acelerados sobre nuestras cabezas se oían. Frank agarra de mi brazo, me gira sobre mis talones y me besa, es un beso apasionado y con cierta tristeza, como una amarga despedida. Se acercan a la puerta del sótano y la tiran abajo, hombres y mujeres uniformados llegan a nosotros y nos separan, después todo sucede en cámara lenta.

Esposan a Frank y, aunque llore y suplique no lo dejan, y se lo llevan escoltado por cuatro policías hacía uno de los coches. A mi me sacan con dos policías y dos enfermos, teniendo cuidado, me suben a una ambulancia. Me ponen un suero y me preguntan mi nombre, edad, nacionalidad, que si se en donde estoy, entre otras tantas preguntas. No respondo ninguna solo me limito a observar un punto fijo en ese frío ambiente.

Llego a un hospital, cámaras sacan fotografías y graban mi llegada, periodistas me preguntan cosas que soy imposible de responder, personas se juntan a mi alrededor pero son alejados por los guardias del lugar. Adentró, me suben a una camilla y me dejan en un blanco y monótono cuarto. Esa noche no puedo dormir, mi cabeza da mil vueltas.

Al otro día, llegan dos detectives de la jefatura, se presentan y empiezan a comentarme la situación. Mi mirada es puesta sobre los ventanales cerca de mi cama donde estoy recostado, el ruido de las máquinas es insoportable y lejanas voces se escuchan, mas soy incapaz de entender con claridad.

-Señor Way, ¿Me está escuchando? -pregunta el detective Smith- ¿Comprende lo qué le digo?

Ahora lo estoy mirando fijamente en señal de que vuelva a repetir, da un suspiro y prosigue.

-El señor Frank Iero lo tuvo secuestrado por casi 6 años en su sótano. -hizo una pausa en busca de una reacción por mi parte, pero no la obtuvo.- Su familia y amigos estuvieron buscándolo hasta que un compañero de trabajo descubrió donde se hallaba y avisó a las autoridades. Bien, aquí recibirá la atención psiquiátrica que necesita y luego podremos proseguir con el proceso judicial...  

-¿Frank? -es la primera palabra que digo- ¿Mi amado Frank? No, él no puede ser capaz de eso, él me ama, y prometió protegerme por la eternidad. Eso es imposible.

-Ok, ahora se encuentra un poco confundido y cansado, capaz no fue la mejor opción venir hablar, pero mientras más rápido hagamos los trámites, antes podrá librarse de este infierno. -su voz es suave al contrario de sus palabras.-

-Yo no quiero comenzar un juicio en su contra, no cometió ningún crimen -lagrimas comenzaron a caer sobre mi cara- él me estaba protegiendo, me salvó, pero no lo entienden, nunca lo hicieron. ¡Tratan de ayudarme pero lo único que hacen es alejarme y ponerme en contra de la persona que amo! ¿¡Cómo esperan que reaccione!?

-Oiga tranquilo, llamaré a una enfermera para que le traiga unos calmantes. -el detective se levanta junto a su compañero y se alejan de mi lado-

Salgo de donde me encontraba en dirección al cuarto de baño, allí limpio mi rostro y trato de calmarme. Pensamientos que supuse había dejado atrás vuelven a atormentar mi débil mente, sin Frank no soy nadie y si no soy nadie para que sirve seguir adelante.

Mientras mis manos se posan sobre una maquina de afeitar colocada en el placard, pienso en todos esos momentos junto a él y los guardo en mi memoria para siempre.   
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Esta historia no trata de romantizar ningún tipo de crimen o autolesión. Es solo una historia ficticia desde la perspectiva de una mente corrompida. 

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