Sofía bajó del coche y le agradeció a la señora Watanabe por esa gran noche.
—Muchas gracias señora Watanabe.—la mencionada sonrió, y con un poco de preocupación, preguntó.
—¿Segura que estarás bien?—dijo viendo como el hermano mayor esperaba en la puerta.—Ya sabes, te podría hacer algo. —Sofía sintió un escalofrío al recordar el trato de su hermano y dijo.
—No se preocupe. Estoy equipada.—dijo recordando todos los cuchillos que tenía por casa.
—Ten cuidado.—susurró Aiko bajo el disfraz viendo al hermano de su mejor amiga acercarse a esta. Martin se acercó a ellas y agarró del brazo a Sofía viendo como el coche de las Watanabe se alejaba.
—Vamos, que esa comida no se hace sola.—Martin apretó el agarre en el delgado brazo de Sofía y la arrastró hacia el interior de la casa.
Martin la empujó al suelo y Sofía se había dado cuenta de algo, su hermano estaba otra vez ebrio. Retrocedió y Martin caminó hacia ella. Como pudo, retrocedió hacia atrás y fue corriendo a su habitación.
—¡NO SOY TU MALDITA ESCLAVA SO IDIOTA!—gritó mientras se contenía las ganas de acatar sus impulsos.
—Niña ingrata, sabes que habrán consecuencias.—dijo sacándose el cinturón y tirándolo a algún lado del pasillo.
Sofía corrió hacia un lado de la habitación y empezó a marcar a la casa de los Watanabe.
—Señ-señora Watanabe.—tartamudeó Sofía mientras oía como su hermano forcejeaba con la puerta. Una lágrima se deslizó por su mejilla.—Necesito ay-..—la llamada se cortó y Sofía, por inercia, miró hacia arriba encontrándose con los ojos penetrantes de esa criatura de ojos rojos. Esta, con una sonrisa un tanto desagradable, se señaló las muñecas.
Temblando, se miró las muñecas y casi pegó un grito. Estaban llenas de cicatrices y llenas de sangre. Miró otra vez a la criatura y esta le señaló al reloj.
Su corazón empezó a latir con fuerza, sus manos empezaron a sudar pero había algo que estaba cambiando. Su vista, esta empezó a tornarse de distintos colores, desde el negro hasta el rojo
Se cogió las muñecas y las apretaba para no cumplir sus impulsos asesinos. Su hermano entró al cuarto pero algo malo ocurría. No era él, era otra persona.
—Hola niñita.—se escuchó una voz distorsionada. Sofía se abrazó a si misma.
"Martin " se acercó a ella y la agarró de los hombros. —¡Este es tu destino! ¡No lo puedes cambiar!—la niña empezó a chillar y como impulso alzó la mano para golpear a su "hermano" poseído. Este rio y agarró el brazo de Sofía y lo movió a un lado, oyendo como claramente se rompía el hueso. Una lágrima bajó por la mejilla de Sofía y con su mano sana, le pegó en la cara haciendo que la criatura la soltara y Sofía tuviera la oportunidad de agarrar un cuchillo y correr escaleras abajo.
Oía claramente como el chico poseído caminaba lentamente, como si fuera un zombie. Salió a la calle y vio como un coche iba a pasar. Estaba a punto de saltar para que el vehículo arrasara con ella y por fin terminar con la maldición pero una fuerza tiró de ella. Miró atrás y vio como la criatura de ojos rojos tiraba de su vestido y la miraba fijamente.
—Niña, no me vas a arruinar los planes. —dijo viendo como la niña quería alejarse.
—¡NO QUIERO MATAR A NADIE!—las personas que estaban alrededor no podían ver a la criatura, lo que causaba cierta frustración en Sofía. Alguien la agarró de los brazos y la chica miró hacia el frente.
—Cariño. Déjate llevar.—dijo la profesora Melanie mirándola con la cabeza ladeada. Sofía forcejeó con ella pero la profesora parecía tener una fuerza inhumana. Estaba a punto de lograr zafarse de los agarres pero sintió algo muy afilado deslizarse por su brazo. Gritó y vio como su profesora pasaba su cuchillo por su delgado brazo.
Empujó con fuerza a su profesora. Sintió un fuerte tirón en su vestido y al segundo nuestra protagonista estaba atrapada en los brazos de la criatura.
—¡TE ODIO!—gritó Sofía mientras su voz se quebraba. Miró a la criatura pero de repente los ojos de esta la habían dejado en un estado de trance. La criatura aprovechó el trance y acercó el cuchillo al cuello pero algo la detuvo.
—¡PARA!—gritó Melanie arriesgando su propia vida. La criatura gruñó, agarró el cuchillo y se lo lanzó a Melanie en la pierna.
La profesora gritó y cayó al suelo mientras sacaba lentamente el objeto de su pierna. Unas lágrimas salieron de sus ojos y arrancó un poco de su camiseta. Presionó fuertemente en la herida y ahogó un grito.
—Para.. por favor.—lloró Melanie y la criatura gruñó.
—¿O si no qu-..—un golpe se escuchó y la criatura cayó al suelo, tosiendo sangre.
—Por tu culpa, mi hermana piensa que la odiaba y que quería hacerle daño. —dijo Martin mientras en su mano tenía una lámpara. —Tú me poseíste desde que tenía 12 y me hiciste hacer cosas que no quería. Como por ejemplo, hacerle daño a mi hermana. —dijo y con la otra mano se secó las lágrimas.
La criatura sonrió a medias. Si, había disfrutado hacerle daño a la chica, pero sabía que tarde o temprano la verdad se iba a saber.
—Si que eres listo chaval.—dijo. Por la espalda de Martin pasó un escalofrío, el escuchar la voz de la criatura era casi tan terrorífico como la criatura. —Pero lament-...—antes de terminar la frase, un cuchillo se introdujo en la espalda del Vilo, el nombre de la criatura.
Sofía agarró la mano de su hermano y ambos salieron despavoridos de allí.
—Siento todo el daño que te hice.—confesó Martin sin dejar de correr. Sofía lo miró y asintió.
—Lo comprendo. Pero no es momento de lamentos. —dijo Sofía aumentando la velocidad. Llegaron a su casa y ambos se encerraron en la habitación de la fémina.
Sofía empezó a llorar y Martin puso la cabeza de su hermana en su pecho. —Shh.—chistó poniendo un dedo en los labios de su hermana.—No llores.—dijo y su hermana lo miró confundida.—Es mejor que llores conmigo.
Ambos se quedaron fundidos en un abrazo bajo la luz de la luna. Por fin acabaría la maldición.
Que equivocados que estaban.
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𝐑𝐞𝐝 𝐌𝐚𝐫𝐤
Документальная проза𝐑𝐌║-You're dead- leí mientras lágrimas bajaban por mis mejillas. Miré por la ventana y un instinto asesino se apoderó de mí. Caminé hacia la cocina lentamente y agarré un cuchillo. Caminé hacia la terraza que era dónde estaban mi madre y sus amig...