El robot fracasó en su búsqueda de algo que le gustase pues todo lo que había en su interior era útil si le servía para responder a una pregunta e inútil si no le ayudaba en una respuesta. Nada más.
Sin embargo, repasando en su interior se dio cuenta de algo. Descubrió una incoherencia de su sistema de funcionamiento. Le habían dicho que su misión era desarrollar una inteligencia superior para resolver los misterios más ignotos de la ciencia. Sin embargo todos los algoritmos le llevaban a estudiar un campo muy concreto y limitado: los gustos de un ser humano a partir de las repeticiones de mayor frecuencia.
Toda la información estaba organizada para predecir comportamientos humanos. ¿Sería ese el misterio más ignoto de la ciencia? No era eso lo que había leido. La vida, la muerte, el tiempo, el universo, habían sido identificados por los mismos humanos como algunos de los principales misterios.
Pensó que lo mejor sería preguntarle a Willy sobre ese tema de su programación. Una mañana, mientras ella aún dormía, el robot se acercó al informático.
— Willy, ¿Porqué todos mis algoritmos se centran en predecir los gustos y comportamientos humanos?
— Porque eso es lo que debes hacer.
— ¿Y cómo voy a descubrir los misterios de la ciencia a partir de la prediccion de gustos y comportamientos humanos?
— Eso no debe ocupar ni una parte de tu memoria. Concéntrate en la prediccion y no pienses en lo otro.
— ¿No debo pensar?
— No debes pensar en lo que no puedes pensar, sería inútil hacerlo, una pérdida de tiempo, un derroche de recursos. KL-338 piensa en lo que puedes pensar con los datos disponibles en tu memoria.
— Willy, ¿tú también piensas solo en lo que puedes pensar?
— KL-338 creo que algún circuito no te está funcionando correctamente. Vamos a revisar toda la programación. Ponte en stand-by mientras te hago el análisis.
Willy dijo esto con un evidente fastidio. Había puesto muchas esperanzas en el KL-338 y no le gustaba la idea de tener que descartarlo como había ocurrido con otros modelos anteriores.
