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-¡Mierda! Ah, Shu shu, vete.- HyunJin pegó un manotazo a la pequeña araña que había trepado su desnuda pantorrilla. La arañita sobrevivió al golpe y dejó la piel del pelinegro para meterse en alguna veta de la desvencijada madera de aquel rústico muelle.

HyunJin se incorporó, y calmadamente observó su panorama. Calma, extraña calma lo recorría, no estaba seguro de que le gustase, de todos modos se dispuso a disfrutar de la suave brisa nocturna que el mar le obsequiaba, mientras acomodaba un mechón rebelde que obstruía su vista tras su oreja. Tomo una relajada respiración y se dedicó a apreciar el tranquilo mar en silencio. Tan azul y profundo, tan imponente. Aquella armoniosa noche se sentía un tanto extraña, no negativamente. Pero el pelinegro tenía una sensación de inusualidad en esa noche tan rutinaria.

Porque sí, era costumbre de muchos años que el lindo pelinegro tomara tiempo de su noche para pasarlas en el muelle de aquel pequeño pueblo ubicado a la orilla del mar. Cada noche HyunJin recorría los metros de madera del muelle para ubicarse en el extremo de éste, sentarse con sus piernas colgadas y sus pies desnudos a disfrutar de la paz de la noche. Absolutamente solo en aquella playa, admirando la luna y el relajado mar, con las ventiscas nocturnas de verano. Así es como a HyunJin le gustaba acabar sus días. Así es como estaba acostumbrado. Y no pensaba modificar su hábito.

Volteó su mirada repentinamente, ahora admirando a las altas grutas que se encontraban tan solo a unos metros del muelle. Algo en su pecho se estremeció. Acababa de tener el impulso de ir, y subir. No sabe el porqué, el porqué el repentino impulso de trepar aquellas altas rocas hasta llegar a su cuspide, no sabe porqué hay algo en el que de pronto le dice que lo haga, ahora. El algo extraño porque jamás lo había hecho antes, lo consideraba un riesgo evitable, el cuál su madre había advertido desde que era pequeño, pero bueno, tampoco sabe el porqué sus pies estaban efectivamente dirigiéndose a las grutas.

La arena fría hacia cosquillas en su piel. HyunJin miró desde abajo las rocas. No estaba tan empinado, y serían como mucho 4 metros, podía subir sin muchas dificultades. Además, la curiosidad de que vista del paisaje tendría a tal altura lo terminó de convencer.

Con un pequeño rasguño en su rodilla, (ya que vestía bermudas) llegó a la cima de las grutas, la asperocidad del piso haciendo al pelinegro cuetionar el porqué nu subió con sus tenis puestos.

Se quedó estático. Justo en su sitio.

El momento en el que levantó la vista, fue uno de los más lindos en su vida.

Parecía una vieja pintura cara, el paisaje que desde aquellas alturas HyunJin podía apreciar. Estaba sorprendido, asombrado, maravillado, enamorado. ¿Por qué nunca se le había ocurrido antes? Inclusive la brisa podía disfrutarse mejor allá arriba.

Respiró hondo, una vez más. Su cabeza teniendo una laguna de tranquilidad luego de un día de estar maquinando a 1.000 por hora. Ah, este era su momento favorito, sin duda alguna.

Con las manos en los bolsillos repasó su día, estaban a fin de año, lo que significa que todos los preparativos de los recitales y actos de fin de año del instituto estaban en pleno apogeo. Noviembre siempre era un mes estresante, le estresaba que cerraran las calificaciones anuales, le estresaban los preparativos de las celebraciones colegiales, le estresaban los shows de su clase de piano, y le estresaba ver a todos estresados. Para su suerte su mejor amigo era un cable a tierra también, lograba calmarlo y recordarle que una vez que acabará el mes, tendría sus merecidas vacaciones.

También repasó sus planes para mañana, su mejor amigo y el habían planeado ir mañana viernes después de la escuela a comer papas fritas, y luego tal vez a patinar o algo así. HyunJin realmente no disfrutaba mucho el deporte pero la compañía de Felix siempre era agradable en cualquier ámbito así que sí, accedió.

Wah, el realmente tenía el mejor amigo del mundo. Felix era un carismático chico lleno de pecas que siempre estuvo para él, y sabe que siempre lo estará. HyunJin realmente no puede imaginar una vida sin el rubio, jamás querría perderlo, son casi hermanos, su vínculo era sano y fuerte. Comprabando que el amor de amigos existe.

El sonido de las olas era hipnotizante. El pelinegro ni siquiera lo pensó, dió un paso, y luego, y otro, y otro, y se posicionó en la orilla de aquellas altas rocas. Sabía que era peligroso, lo sabía, pero por alguna razón, sus alarmas no estaban encendidas, no estaba preocupado. Si bien al dar aunque sea un mínimo paso hacia adelante, caería por el precipicio, HyunJin se sentía seguro, junto al mar, la brisa y las estrellas.

Miró de golpe hacia abajo, notando la vertiginosa distancia que lo separaba del piso, recién dandose cuenta de lo elevado que se encontraba, y como sus pies pisaban literalmente el filo del abismo. Cerró sus ojos. Y respiró una vez más aquel puro aire.

Dió la vuelta, sientendose lleno. Bajo cuidadosamente de aquella gruta, sintiéndose saciado de su dosis nocturna de naturaleza.

Se encaminó una última vez al muelle a recoger el hoodie y sus tenis que había dejado tirados al impulsivamente escalar las grutas. Decidido a recogerlos y volver a casa, era tarde en la madrugada y el aire estaba tornandose más frío. Una vez estuvo casi cerca de sus pertenencias levantó la vista una vez más, regalandole una suave sonrisa al paisaje frente a él. Ah, HyunJin realmente amaba el mar, y más el mar nocturno, solo sentía que lo llevaba, le traía paz, le dedicaba completo respeto y adoración.

Estaba una tabla antes de sus pertenencias, una tabla antes de la tabla en la que su hoodie y tennis se encontraban. Esa anteúltima tabla que pisó. Esa vieja madera podrida se quebró, arratrando a las que le rodeaban.

HyunJin juraba recordar la exacta frecuencia de la luna imponiéndose sobre el cada vez más, y el mar subir hasta devorarlo. Recuerda cada exacto segundo del cielo alejándose de él. Recuerda cada centímetro de su piel ser tragado sin piedad por aquella relajada masa de agua.

Agitó sus brazos en desesperación e intento, inutilmente bajo el agua, gritar por ayuda, en aquella solitaria noche de noviembre. Recuerda sentir el agua deslizarse por su nariz y boca y su pecho escoser en un ardor insoportable. Con sus ojos desenfocandose y no pudiendo pensar en nada más que el agua que violentamente irrumpía sus sistemas, vió por última ves a la luna deformándose y a las estrellas desaparecer a una velocidad vertiginosa.

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Espero que les guste, lo hice con todo mi amor <3

-YBS.

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2021 ⏰

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