YA NO ESTARÉ SOLA

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El velador de un panteón platicaba del entierro de una niña que le dió mucha tristeza por el dolor y llanto de la madre, pues cuándo se despidieron le decía al féretro:

-No tengas miedo, un día me reuniré contigo mi amor.

Cuándo ya se iban, la madre fue y tocó en el cuarto del velador y le dijo que le encargaba mucho la tumba de su hija, que le había dejado una muñeca y que por favor la cuidara, al día siguiente él se levantó temprano para barrer la entrada del panteón y vio la muñeca en una banca, así pasó por varias noches hasta que en una ocasión decidió vigilar la tumba para ver que pasaba.

El hombre pudo darse cuenta de cómo el fantasma de la niñita se levantaba y tomaba su muñeca para enseguida caminar hacia afuera. Se impactó mucho pero no se asustó, no sintió temor alguno ya que la vio cómo un angelito.

Al tercer día de suceder esto el velador se animó y siguió a la niña hacia afuera, vió que se sentaba en una banca y se atrevió a acercarse para preguntarle:

-¿Qué haces aquí? - Y la niña contestó:

-Espero a mi mamita, ella dijo que un día vendría...

Así pasaron muchos años y el velador se acostumbro a ver a ese pequeño fantasma recorriendo el cementerio.

Una noche tocaron a su puerta, era la niñita quien se acercó para decirle:

-Te vengo a dar las gracias por cuidarme todos estos años, ya no estaré sola, mañana vendrá mi mami y ella me cuidara. -Después se despidió.

Al día siguiente llegaron al panteón con un féretro cubierto de flores y para sorpresa del panteonero era la madre de la niña que había fallecido...

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