Si fuera como Emma

SI FUERA COMO EMMA.

— Emma.. creo que deberías tomar un descanso.— Dice Ray. Se puede notar la preocupación en su tono de voz.

La chica lo mira con aquellos ojos color de esmeralda que tanto le gustan a Ray y ladea un poco la cabeza. Es obvio que no entiende por qué debe descansar.

— ¿Eh? ¿Qué te hace pensar que estoy cansada?— pregunta finalmente.

Ray abre la boca y luego la cierra. Le encantaría darle una respuesta concreta pero la verdad es que él no había pensado porque era que Emma se veía cansada. Simplemente lo sabía.

Claro, decirle que simplemente lo sabe iba a sonar como una tontería, especialmente si viene del siempre lógico Ray. Él suspira. Si es que él fuera como Emma, que siempre se guía de corazonadas, esto sería relativamente más fácil.

En realidad, todo sería mucho más fácil de ser él Emma. Ella no hace planes, solo actúa. Ella siempre tiene el respaldo de su familia, nunca duda de sus decisiones y es tan valiente que logra mantener una sonrisa incluso ante la adversidad. Ray debe admitir que estaba celoso de ella; de su actitud osada y de lo mucho que confiaban todos en ella. Estaba celoso de que a ella apenas la hubieran regañado al cortarse la oreja mientras que él era molestado por su intento de suicidio por... ya había perdido la cuenta de las veces, pues eran muchas. Ansiaba él ser como Emma; despreocupado y feliz.

Pero no lo era. Nunca lo sería.

— Ray.. ¿Estás bien? Pareces tener algo en mente. — Emma interrumpió los pensamientos del chico.

— Ah es solo que..desearía ser como tú, Emma— esta última parte fue casi inaudible pero la muchacha de cabellos anaranjados logró oírla.

— ¿Como así? — quiso saber ella, intrigada. Ray la miró a los ojos y después miró la colada que traía en manos, pues antes de encontrarse con Emma estaba de camino a la lavandería.

— Pues, eres despreocupada, feliz, valiente, la gente confía en ti ante todos, siempre mantienes una sonrisa.. A veces quisiera ser igual que tú. — Confesó el azabache con cierta timidez.

— Bueno, ¡algún día lo lograrás! — lo animó ella con entusiasmo.

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Habían pasado 4 años desde aquella conversación. Ray estaba sentado en su habitación al lado de la cama que, si es que ella se encontrará ahí, sería de Emma. Pero ella.. ella había desaparecido de la faz de la tierra. Después de haber hecho la promesa con Él no habían encontrado ni rastro de ella, sin importar cuanto la hayan buscado. Ray había empezado a perder las esperanzas pero el solo pensar de que si se rendían, Emma se quedaría sola y perdida, por no decir muerta, en un lugar que probablemente no conocía lo volvía loco. Él suspiró.

— "Quisiera ser como Emma" — había dicho él años atrás. Lo que él no sabía en ese entonces era que la Emma que él tanto anhelaba ser no era más que un acto que la chica había creado para no preocupar a su familia. La verdadera Emma seguía siendo fuerte y valiente pero muchas veces actuaba más valiente de lo que en realidad era. Era claro que Emma había sentido un miedo que era capaz de hacer sentir desesperanzado a cualquiera pero simplemente no lo demostraba. La pelinaranja era así. Sentía aquella presión de parecer una líder o heroína a su familia entera y lo lograba pero al mismo tiempo lograba destruir sus interiores poco a poco. Ray se sentía terrible acerca de esto. Si tan solo todos hubieran recordado que Emma, por más fuerte que aparenta ser al fin y al cabo era humana, podrían haberla ayudado más temprano.. Podrían haber evitado que se sacrificará a sí misma con tal de que ellos fueran al Mundo humano.

Ray aún quería ser como Emma pero ya no tanto porque la admira, porque aún lo hacía, sino porque haría lo que sea por tomar su lugar y ser él a quien Él se llevó. Ser él quien rehizo la recompensa. Ser él quien estaba solo en lugar de Emma.

Pero aún así sabía que desear cosas que nunca iban a suceder era inutil. Si es que de verdad quería ser como Emma, debería reunir su valentía e ir a buscarla. Ya no le importaba si es que debía recorrer el mundo entero 5 veces seguidas. Encontraría a Emma y eso era un hecho.