favorite crime ── chaesoo au

dos

Rosé y Jisoo se encontraban en la oficina del Ceo de su empresa "YG Entertainment".

-Buenas tardes chicas.- el hombre saludó a las dos chicas que estaban nerviosas.- Se que se preguntarán el porqué están acá, bien son por tres motivos y el último es muy serio.

Rosé pensaba que las iba a emparejar con otro idol, para borrar alguna "relación" que existía entre ella y su novia.

Jisoo... Ella pensaba que posiblemente las sacaría del grupo y ese era el fin de Blackpink, y todo por su culpa.

-No es nada malo chicas.- otra vez habló el señor.- Sus caras dicen que piensan en algo malo, tranquilas. Bien comencemos.

¿Nervios? ¿Qué era eso? Las chicas estaban muriendo por dentro y les temblaban las manos.

- En primer lugar, en los próximos días saldrá la nueva canción y quiero saber si les gustaría que hagamos una gira mundial.- preguntó con una sonrisa.

Si bien, las cuatro se encargaban de decidir por eso, ahora no podían. Jennie estaba en una sección de fotos y Lisa se encontraba en el estudio grabando una canción.

-Si, si señor sería genial una gira mundial y poder conocer a Blink.- respondió Jisoo manteniendo la calma.

Él asintió y empezó a escribir en la hoja que tenía.

-En segundo lugar, ustedes dos van a tener una sección de fotos para una revista y en tercer lugar...

Rosé agarró la mano de su novia y la apretó, tenían miedo de lo que dirán y quizás las obligarían a salir con otra persona para tapar lo que pasó.

- Vamos a oficializar su relación, ¿Están de acuerdo?.- preguntó.

Las dos chicas se miraron con confusión, ¿Acaso estaba diciendo, que iban a oficializar que las dos estaban en una relación?

-Se que le sorprende esto, pero se que ustedes dos son lo suficientemente maduras para responder por su relación. Nosotros las apoyaremos y que se sus fans también, nosotros tomaremos medidas sobre las amenazas y eso, ¿Les parece bien?.

-Si señor.- Rosé habló esta vez.- Queremos oficializar nuestra relación y gracias por esto.- la rubia sonrió y se podía notar sus ojos brillando con esa pizca de emoción.

Era su momento, estaba realmente pasando y estaban felices. Las dos ahora podían gritar su amor a los cuatro vientos y dejar de ocultarlo.