Regalo

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-el paciente de la camilla dos necesita que le cambien las vendas!

-¡Enseguida!.

-el herido de gravedad que llegó está mañana ya está estable.

-es bueno oír eso.

Esas eran las pláticas que se escuchaban en la farmacia más famosa de Orario, la farmacia de Dian Cecht.

Entre todos los aventureros médicos que estaban en el lugar había una en especial la cual estaba en la sala descansando.

Está era Airmid, la capitana de la familia y la mejor curandera de Orario.

Está estaba observando el techo de la farmacia con un rostro pensativo, mejor dicho un rostro de preocupación.

-espero que no aparezca hoy -penso la chica soltando un suspiro-. Al menos no de esa manera.

Pensó mientras recordaba a cierto chico de cabello blanco que llegaba cuatro veces a la semana muy herido del calabozo.

Este era Bell Cranel aventurero nivel 3 y capitán de la familia Hestia.

-ese chico solo se la pasa metiéndose en problemas -penso está con enojo.

Aunque más que enojo era preocupación, tenía miedo que algún día llegará en estado crítico y está no pudiera hacer nada para salvarlo, le aterraba la idea que el muriera frente a sus ojos.

-¿Porque me preocupo tanto por él? -se pregunto así misma con un pequeño sonrojo en las mejillas-. Bueno es obvio que me preocupe por mis pacientes, aparte que el es mi amigo.

Bell y Airmid desde hace un tiempo empezaron a relacionarse más al cabo de convertirse en grandes amigos.

Todo comenzó con un día en el que Bell llegó herido a la farmacia (como de costumbre), Airmid solo pudo soltar un suspiro pesado al ver al mismo chico por quinta vez en esa semana.

Sin esperar ella empezó a curarlo para después darle un regaño como hacia siempre que llegaba allí, ese mismo día Bell soltó un comentario que hizo reír a Airmid.

-deberias de hacer una camilla con mi nombre ya que soy un cliente VIP -bromeo Bell despues del regaño de Airmid.

Airmid ante eso solo pudo reír un poco sorprendiendo a Bell.

-deberias de reír más a menudo, te vez muy linda -dijo con una pequeña sonrisa.

Ante esas palabras Airmid dejo de reírse y se sonrojo.

-i-idiota deja de decir eso -dijo avergonzada-. Toma tus cosas y más vale que no regreses aquí herido otra vez.

-¡Si!.

Desde ese día Bell se empezaba a lastimar a propósito en el calabozo para poder ir a la farmacia y ver a Airmid dónde siempre recibía un regaño de ella.

Aunque gracias a eso ambos se fueron acercando poco a poco al cabo de hacerse amigos y tener la confianza de contarse los problemas que tienen en el día.

Volviendo a la actualidad con Airmid.

-Bell tonto -susurro Airmid aun en la sala de descanso de su familia.

-¿Porque me dices tonto?.

Airmid se asustó al escuchar una voz a sus espaldas dándose la vuelta.

Allí estaba él, Bell Cranel parado frente a ella con una sonrisa.

-B-Bell -dijo sorprendida.

-¡Hola! -saludo el albino levantando la mano.

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