Una chica de cabello como las flores de cerezo, bailaba sobre la nieve, dando pasos delicados y precisos a pesar de su pequeña edad. Mientras un joven la miraba con un sonrisa tierna y de orgullo, el la seguía con la mirada. La pequeña mota rosa sonrió al voltear se.
- Lo hice bien?. - pregunto con ojos esperanzados.
Su hermano se acercó con delicadeza y se hacacho a su altura, posicionando su mano en su melena.
- Como toda una Haruno.- le sonrió.
Ella a escuchar eso se alegra y sonrió con su mejor sonría, el al ver eso le revuelve el cabello, se para y mira a su pequeña mota rosa.
- Ahora falta solo que toques la punta de ese árbol.
Ella lo miró con incredulidad.
- Otra vez onii-chan. Pero lo he hecho muchas veces.
- Lo sé. Pero tienes que entrenar duro. Esta vez tiene que ser con pesas mas pesadas.
Ella se escondió en su bufanda.
- Mmm está bien. - Dijo en un susurro.
La miro con ternura.
- Vamos pickup. Será divertido. Abra de cena unos ricos dangos. - dijo lo último con sonora.
La pequeña solo salto de alegra al escuchar lo último y agarrar la mano de su hermano y jalar lo.
- Entonces vamos nii-chan. El tiempo es oro.
El mayor solo se rió por la acción de su hermanita. Cuando llegaron al árbol el solo saco una pesas pequeñas de sus bolsillos y se las puso a su hermana en manos y pies.
- Bueno Saku-Chan es hora. Ya sabes el dolor solo está en la mente junto con el cansancio..
Ella lo miró con ojitos soñadores.
- Con todo esto voy hacer como tú Nii-Chan??. - juntos sus manitas detrás de su espalda.
El la miró con ojitos compresivos y llenos de amor y ternura.
- Vas a hacer alguien más maravilloso Saku.- le acarició sus mejillas.
Ella lo miró con confucion.- Y quién más maravilloso que tu Nii-Chan??.
El achino los ojos de color rosa y pestañas verdes.- Tú, Saku-Chan.- le regaló la más hermosa sonrisa monstrando sus dientes.
Ella lo miró incrédula. Pero no dijo nada ya que el siempre le decía eso, pero nunca llegó a entender sus palabras del todo.
Ella solo lo miro y dirigió su mirada hacia el árbol y con un asentimiento se dirigió a este. El solo vio a su mota rosa escalar sin ninguna dificultad, hasta en la mitad del camino.
Ella cada día aguanta más el peso de todo, aunque aya sido la primera vez que tenga esas pesas.
El solo sonrió al ver a su hermana en la sima sonriendo grande con sus cabellos rebeldes disfrutando de la brisa.
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Una mujer de cabellos verdes y ojos del mismo color de tez blanca miraba la estufa con rigor y gracia esperando con paciencia que la comida estuviera lista antes de que llegara sus retoños, ella esperaba que su hijo entretuviera bien a su Hime para darle una noticia.
Tarariaba una canción de cuna antigua, y en unos segundos fue acompañada por otra voz más fuerte y rasposa, volteó a mirar y se encontró con su marido, con sus cabellos rosados violetas despeinado y con ramitas incrustadas.
