Sorry, I Love You

Uno

Hyunjin salió de su casa increíblemente apresurado, escuchando a su madre decirle que no regresara demasiado tarde porque tenía tarea pendiente, y molesto con ella por haberlo obligado a terminarse su almuerzo cuando lo único que quería era llegar pronto a su reunión con sus amigos.

Tocó el timbre de la casa blanca que estaba justo al costado de la suya, maniobrando para no dejar caer su bicicleta y mantener su vista al frente. Sonrió cuando la mujer castaña salió rápidamente junto a Felix que apenas podía sostener su propia bicicleta.

—Buenas tardes, señora Lee —Saludó él, intentando ser ese niño educado del que su madre siempre alardeaba.

—Hola, Hyunjin. Le dije a Felix que mejor era que se quedara en casa porque parece querer resfriarse, pero no me hace caso —Se quejó la madre de Felix, mirando a su berrinchudo mejor amigo.

—¡No se preocupe, señora Lee! Prometo que cuidaré bien de Felix.

—Bien, confiaré en ti entonces. No regresen muy tarde que Felix aún tiene tarea pendiente —dijo la señora Lee, apelando al mismo argumento que utilizó su madre hace solo un momento.

Y así, con una responsabilidad que él no entendía bien, pero había tomado con mucho gusto, ambos se subieron a sus bicicletas y empezaron su pequeño viaje. Hyunjin se mantuvo detrás de Felix todo el tiempo, por si el menor se sentía muy mal y caía... ¿A ese tipo de cuidado se refería la madre de Felix, cierto?

—¿Te sientes mal, bebé Felix? —preguntó sonriendo, molestando a Felix.

—¡Claro que no! Mamá es una exagerada —Se quejó Felix —Y el bebé eres tú. Mira todas esas heridas en tus rodillas.

Hyunjin no pudo aguantar la risa, prestándole un poco de atención a todas las heridas que decoraban sus rodillas. Algunas ya cicatrizando y otras bastante nuevas. Él los veía como alguna especie de heridas de guerra y no le importaban mucho. Aprender a andar en Skate no era demasiado fácil después de todo.

—Son mis heridas de guerra —respondió orgulloso, haciendo reír a Felix también.

Estar enfermo podía ser horrible, pero Felix tenía la mejor personalidad que él conocía en alguien a su corta edad. Nunca lo había visto realmente molesto y eso era sorprendente para él que tenía un temperamento fuerte según sus padres.

No tardaron demasiado en llegar al parque, pero estaban tarde igual y la expresión en la cara de Changbin se los estaba diciendo perfectamente.

—En mi defensa, mi madre no me soltó sino hasta terminarme el almuerzo —Se defendió, dejando su bicicleta apoyada en el árbol, junto a la de los demás chicos.

Felix hizo lo mismo, escapando justo a tiempo del castigo de Changbin, corriendo al lado de Chan hyung y dejándolo sufriendo solo, recibiendo los puñetazos amistosos del mayor.

Hyunjin podía recordar perfectamente bien cómo todos lograron hacerse tan amigos. Felix, Jisung, Seungmin y él se conocieron en el colegio porque iban al mismo grado. A Jeongin lo conocieron por Felix un día cuando el menor llegó de la mano del niño que lloraba porque nadie de su grado quería jugar con él. Conoció a Chan hyung, que era tres años mayor que él, ya que ambos asistían al club de natación y el mayor trajo a su grupo a MinHo y Changbin hyung. La historia no era tan interesante.

No parecían ser un grupo que tuviera chicos con personalidades parecidas pero se complementaban bastante bien. Pasaban juntos tantas tardes como pudieran, metidos en la casa de alguno de ellos (especialmente la de Changbin que era impresionantemente grande y genial), jugando videojuegos, haciendo tareas, viendo películas o solo pasando el rato.