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Lo había arruinado, había dejado que su matrimonio se fuese como agua entre las manos y todo por una linda camarera con la que tenía cierta química, juraba que jamás la iba a tocas pero después de una fuerte discusión con su esposa aquella linda camarera de nombre Nao lo consoló y claro, la había dejado embarazada

No podía sentirse más culpable, arruinó todo con su esposa Rei, la persona que más amaba y necesitaba, quien en estos momentos ocultaba su rostro con sus manos y lloraba derrumbada en el suelo, Enji se acercó a ella y en un intento de consuelo le sobo aquellos largos cabellos blancos

-Escucha yo...- no pudo terminar de hablar pues su esposa alzo la mirada y lo interrumpió

-¡Touya no es tuyo!- escupió en un grito que dejo impactado a Enji

-¿Qué?- Reí se seco las lágrimas y suspiro tratando de tranquilizarse

-Touya no es tu hijo- confesó más tranquila

-¿Y de quien es?

-De un hombre que conocí en un bar, no recuerdo su nombre- Enji apenas reaccionaba
-Estaba ebria y...

-No importa- la interrumpió a lo que Rei alzo la mirada sorprendida
-Eso ya no importa, ambos cometimos un error- el pelirrojo suspiro
-Y ya no importa- sin poder evitarlo Rei volvió a llorar, las lágrimas caían a montones por lo que Enji tumbó sus rodillas al suelo y le dió un fuerte abrazo, no la dejaría ir por nada en el mundo, y no dejaría que aquel incidente la apartará de su lado

Mentiría si decía que no le dolía aquel hecho, pero ahora no podía reclamarle, solo quedaba estar unidos como familia

Mientras Reí solo lloraba y moqueaba a abrazando a su esposo, Touya sostenía un pequeño libro con la mirada baja escondido en una pared sin poder entender del todo lo que habían dicho sus padres, suspiro en silencio y se fue corriendo a su habitación

Mientras Reí solo lloraba y moqueaba a abrazando a su esposo, Touya sostenía un pequeño libro con la mirada baja escondido en una pared sin poder entender del todo lo que habían dicho sus padres, suspiro en silencio y se fue corriendo a su habitación

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Unos días después

Enji iba manejando por una calle bastante peligrosa comparada de dónde él vivía, ya había visto a bastantes personas drogadas, tomadas y gente sentada en la banqueta afilando algún arma

Estacionó su auto fuera de una pequeña casa, era la más bonita de toda la calle pero la pintura amarilla que la cubría estaba malgastada, no le dió importancia y tocó la puerta de metal

La puerta no tardó en ser abierta por aquella camarera

-¿Enji?- se sorprendió al ver a aquel fuerte hombre
-¿Que haces aquí?

-Tenemos que hablar- respondió frío

-Si, si claro- Nao abrió la puerta por completo dejando a Enji pasar quien vio a su alrededor, el lugar era bastante humilde, no dijo nada y se fue a sentar al sillón café de la pequeña sala

-¿Quieres agua o algo?- pregunto amablemente la castaña

-No, no así está bien

-Bueno ¿Y de que quieres hablar?- cuestionó mientras se iba a sentar a lado del pelirrojo

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