Capítulo 6

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Willow

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Willow

No sé en qué estaba pensando cuando acepté ir a casa con un extraño que acabo de conocer no hace más de 24 horas.

O tal vez sí.

El alcohol en mi sistema está haciendo el efecto contrario a lo que buscaba cuando decidí emborracharme. Mi intención todo el tiempo fue relajarme y dejar de pensar en lo que lleva tanto tiempo agobiándome.

No terminar diciéndole a un extraño lo atractivo que es.

El no ingerir alcohol con frecuencia luego de unos meses debió ser el detonante de que me emborrachara tan rápido y que el golpe fuera tan fuerte. Tampoco fueron dos simples copas las que me tome.

-¿Que te tiene tan pensativa?-escucho su varonil y enriquecida voz.

Miro su rostro de facciones suaves y la barba de algunos días que cubre su rostro, su nariz perfilada y mandíbula cuadrada. El cabello arregla sin ninguna imperfección a la vista y esa mirada atrapante quede llegar a dar escalofríos. No creo poder cansarme de decir lo mucho que se esmeraron los dioses al crear semejante hombre.

-Tal vez el hecho de que me subí al auto de alguien que no conozco de nada y que estoy expuesta a un posible asesino o violador de mujeres indefensas que se mantiene fuera del radar de la justicia-digo sin poder evitarlo.

Se sorprende por mis crudas palabras y no se molesta en ocultarlo. No parece ser la clase de hombre que permite dejar ver esas emociones sin importancia que nadie tomaría en cuenta, sin embargo, lo hago. Tomarlo en cuenta me refiero. No muestra su verdadera personalidad y a mi yo borracha le interesa descubrir lo que esconde debajo de esa mascara de "nada me afecta, soy el rey león".

-Tienes una lengua rebelde, ¿eh?-sonríe y me da una breve mirada-En todo caso, debiste pensarlo mejor antes de aceptar mi propuesta. Y no te preocupes. No muerdo a menos que tenga motivos y la mujer a la que me valla a coger este lo suficientemente cuerda como para dar una aprobación sensata. Violación es lo mas alejado a lo que yo haría.

Oh.

-Y la que termina teniendo una lengua rebelde soy yo-murmuro por lo bajo.

Su risa se escucha y me sorprende la frecuencia con la que puede sonreír y reír. Como he dicho antes no llevo más de 24 horas conociéndole, sin embargo, no parece una persona que tenga este tipo de demostraciones.

-¿No me dirás tu nombre?-pregunto.

«En la mañana pude escuchar el nombre sus dos amigos menos el de él»

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