Odio mi vida...Pero no a ti.

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Alexander, al llegar hasta la salida, miro a varios chicos los cuales siempre estaban involucrados en peleas y cosas así por el estilo. Nunca dejaban de molestarle, lo insultaban y algunas veces llegaba a casa con heridas y moretones, pero siempre inventaba una excusa para que su madre no se preocupara por él.

Uno de los muchachos que se encontraba ahí, le grito lo siguiente:
─Uy miren, el mariconcito ya tiene novia. Quien iba a creer algo como eso.-Soltó al final de la frase una fuerte y fingida carcajada, la cual fue seguida por los demás chicos. Alexander, evito mirarlos y miro a Emily aun caminando.

─Emily, no quiero que los escuches por favor…Crees…¿Crees poder ir tu sola esta vez?.-La sonrisa de Emily se esfumo y su mirada cayó al suelo, ¿Por qué quería eso? ¿Acaso le daba vergüenza estar con ella?, todas esas preguntas y más se formaron en el pensar de la chica.
─P-pero Alexander yo-
─Por favor, adelántate, no quiero que te hagan nada esos…esos muchachos.-Alexander se topó frente a un tipo que tenía algunas cicatrices en su rostro y en sus brazos, era más alto que el cómo por unos 3 centímetros.
Recibió un empujón de él, haciendo que Alexander antes de caer soltara a Emily para no tirarla. Alexander, se quejó un poco pero se levantó y se sacudió las ropas, pero el chico nuevamente le empujo y esta vez fue más fuerte. Emily no sabía qué hacer, solo lo miraba preocupada y con sus manos parte de su boca.
─¿Por qué me haces esto, Humberto?.-Pregunto Alexander, mirándolo algo molesto y serio a la vez. Siempre era lo mismo. Esas risas, esos insultos, el solo quería morir para no tener que sufrir cada día, cada semana lo mismo de siempre. Él solía pensar, como es que le gustaría morir o algo así. Tenía tantas ideas que, hasta ya había planeado todo a la perfección por sí solo.

─¡Cállate marica!.-Humberto le dio una patada en el estómago, haciendo que Alexander perdiera por unos momentos el aire y se retorciera. Intento una vez más ponerse de pie, pero callo de nuevo al pavimento.

─¿¡Déjenlo por favor!?.-Grito con voz quebradiza Emily, estaba a punto de llorar.
─¿¡No le hagan más daño!?.-Grito una vez más, pero su voz se escuchaba muy aguda y ya estaba llorando, no podía seguir con eso, Humberto le planto un golpe a Emily en su mejilla, haciendo que también cayera al suelo junto con el otro chico.
─Cállate estúpida, las mujeres solo saben estorbar.-Dijo Humberto después de haber golpeado a Emily.

Alexander, al ver que golpearon a Emily, se levantó sin pensarlo dos veces, olvidando aquel dolor que sentía y la ira recorría todo su ser, al golpear a Emily, Humberto cometió un grave error. Todos miraban a Alexander como una persona tímida, tranquila, sin causar molestias; mas no conocían su otra parte, el practico durante 2 años defensa personal y kick boxing, fue uno de los mejores pero dejo de entrenar ya que, antes tuvo también problemas por haber golpeado a alguien. Pero ahora, si era alguien quien realmente le importaba pero no sabía la razón de eso. Emily se encontraba en el pavimento llorando, Alexander pudo notar que tenía una herida, así que antes que nada, le ayudo a levantarse. Si estuviera el hermano de Emily, quien sabe que podría haber pasado. Primero que nada, supuso que habría golpeado a esos chicos y después le habría regañado por no cuidar bien de su hermanita. Soltó una pequeña risita burlona la cual, Emily miro con mucha confusión, nadie se ríe así nada más debe haber una explicación. Alexander limpio las lágrimas de Emily con su mano derecha, todos se reían e insultaban a los muchachos por cómo es que se veían y se trataban. Al instante, Alexander los miro de una manera…Bastante ‘’extraña’’, sus ojos mostraban ira, furia y enojo. Esos ojos de una tonalidad extraña, se veían bellamente amenazadores, como los de un gato; suelen parecer tiernos, esos bellos ojos que nadie se podría resistir pero, al hacerlos enojar se vuelven completamente diferentes a lo que son.
Ya estando de pie, se dirigió hacia Humberto el cual se reía a carcajadas por el golpe que le había plantado a Emily, además de cómo se habían comportado antes los dos. Alexander se encargaría de que ellos sufrieran y rogaran por piedad, su personalidad era diferente. No sería el chico indefenso de siempre.

─Miren, el marica viene hacia mí, espero que no me convierta en uno de ellos, en un joto.-Rio Humberto aún más. Unos cuantos segundos después, Alexander tomo del cuello a Humberto con su mano izquierda, en voz no muy alta, recitaba lo siguiente de una manera bastante interesante:

‘’Nadie ni nada, podrá atemorizarme nunca más. Mucho menos tú zoquete, no eres más que un simple desperdicio, una basura humana. Además no soy un gay, un joto o un marica, yo soy quien soy y nadie, óyeme bien estúpido ¡NADIE! Me dirá quién soy. He estado soportando por 2 malditos años todos tus golpes, he pensado varias veces en mi muerte pero, mírame, soy aún más fuerte que tú, es hora de que pagues lo que me has hecho’’.

Alexander, mientras le comentaba todo eso iba apretando aún más su cuello, dejándolo casi sin aire. Nadie de sus ‘’amigos’’ de Humberto le ayudaba, tenían miedo además siempre decían ‘’Cada quien arregla su problema solo’’. Fue una idea estúpida.
Humberto se zafó de Alexander, y en cuanto hizo eso, Alex se puso en guardia listo para golpear a Humberto. Alex, dio su primer golpe en la cara justamente en la nariz para luego, con su pierna izquierda patearle en su rostro. Humberto cayó al suelo y nadie hizo nada, parecía que no había nadie a su alrededor.

─¿¡Que esperan idiotas!? ¿Golpéenlo!?.-Exclamo Humberto aun en el suelo. Uno de sus amigos, Alan, se acercó a él y le susurro titubeante.
─U-usted dijo que cada quien arreglara sus problemas solos.-La mirada de Humberto parecía que se quebraba, dio un fuerte grito y se levantó para dar golpes ‘’a lo loco’’ por así decirlo. Alexander, solo lo miraba algo confuso pero aun con ese odio. Recibió un golpe de Humberto, pero se lo regreso e hiso que cayera nuevamente, le dio una patada en el abdomen haciendo que se escapara el aire dentro de él. Alexander disfrutaba eso, podía sentirse más fuerte y poderoso que él, sintió al instante que alguien le tomo de los brazos. Al voltear se dio cuenta que era Esteban, lo miro con bastante seriedad y tranquilidad.
─Enano, muévete…-Esteban contesto de manera fría, sus ojos no reflejaban ningún sentimiento.
─¿¡Eh!? ¡Suéltame! .- Alexander intento zafarse de Esteban, siendo esto un intento fallido, ya que era aún más fuerte que Alex.
─¡Te dije que te movieras!.-Lo hizo a un lado y miro al chico que se encontraba en el piso .

Esteban tuvo una plática con aquel muchacho, mientras tanto, Alexander y Emily se iban a casa. Emily se notaba muy preocupada, miraba al suelo y con su rostro apagado no se miraba su sonrisa, la sonrisa que tanto le gustaba a Alexander. Emily se detuvo y Alexander, a casi un metro de distancia, se detuvo al igual que ella. No podía con esto, fue con Emily y le dio un abrazo.
─Sé que te preocupe, y lo siento mucho. Siento que hayas presenciado eso. Admito que soy un idiota y que no supe controlarme, pero fue por ti. Nunca en mi vida, me había preocupado como hoy, no quiero que pase nunca más. Yo odio mi vida, pero tú también formas parte de ella ahora, pero sabes…No te odio a ti, ya que fuiste tu quien me dio el valor de enfrentarme a él.-Emily, no soporto más, de sus ojos grises como las nubes que rodeaban el entorno en el que se conocieron por primera vez, cayeron pequeñas lágrimas. Antes de ir a casa, fueron a otra parte para olvidar lo sucedido y así regresar como si nada hubiera pasado.

[Tarde del mismo día.]

Al llegar casi la noche, Esteban fue con Alexander para conversar, pero ¿Qué quería hablar con él?

[Fin del capitulo]

//Deos,fue algo dificil y bah...Me desvele .w. solo por publicar un capitulo nwn
Mis ojeras son enormes:v //

La vida de un ''fantasma''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora