°•°♡ÚNICO♡°•°

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TW¡! // Pensamientos suicidas, suicidio, muerte, pérdida de un ser querido.

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Hoy es gris.

Gris, como todo desde hace un mes.

Gris como el cielo lleno de nubes oscuras que auguran tormenta, aunque no tan fuerte como la que hay en mi corazón, lluvia jamás tan intensa como la que brota de mis ojos en las noches grises donde te recuerdo.

Gris como el monótono y aburrido uniforme que solo me recuerda tu queja de siempre. "Podrían ponerle un poco de color, no me gusta". Me recuerda cómo jugábamos juntos en las grises clases a pesar de que los profesores siempre terminaban regañándonos, porque tus risas cuando te hacía cosquillas eran demasiado escandalosas. Me recuerda aquella vez que lo hicimos en los grises baños porque insististe en que sería divertido por el lugar, excitante por la adrenalina de que nos pillaran. Y lo fue, empujarme dentro de ti mientras te mordías la mano para callar tus gemidos, con tus grises pantalones por las rodillas y tu gris suéter subido hasta la mitad de tu pecho, mientras recostabas tu cabeza en la pared gris del cubículo.

Gris como la gente dice que me he vuelto desde que no estás.

¿No notaron que yo siempre fui gris? Siempre solitario y silencioso, hasta que tu llegaste a llenar mi vida de color e iluminarme con tus brillantes ojos.

¿Sabes una cosa, BeomGyu?

Te odio. Te odio, te odio tanto.

Te odio porque te amo y no puedo vivir sin ti.

Te odio porque apareciste de la nada para cambiar mi gris rutina, llenarme de esperanzas e ilusiones, hacerme sentir realmente feliz por primera vez en mi vida.

Pero te fuiste y todo volvió al maldito gris.

Y la gente no entiende que, a pesar de que yo antes estaba acostumbrado al gris, ahora no lo soporto. Porque gris significa que no hay color, y si no hay color es porque tú no estás.

Y si tú no estás yo no soy nada.

Odio las grises nubes que se mueven poco a poco en mi dirección, cubriendo el cielo sobre el instituto. Desde aquí en la azotea, puedo verlas claramente, y a pesar de que contigo podía hacerlo, estando solo no logro divisar ninguna forma en ellas. Es como si simplemente fueran una mancha malditamente gris que quiere joderme la existencia.

Porque me recuerdan al día de tu funeral, con las nubes grises cubriendo todo y un manto de lluvia cayendo incesantemente, como si el propio cielo llorase tu muerte. Los trajes de la gente eran una mezcla de negro y blanco, de modo que, ante mis ojos llenos de lágrimas, se emborronaban en manchas también grises.

Jamás me esperé que sucediera algo así. Estabas tan lleno de vida, sueños y cosas que hacer que nunca imaginé que algo pudiera estar mal contigo. Creí que estabas completamente sano, tu delgado y vigoroso cuerpo corriendo con energía por la calle, solo dos días antes de tu muerte, me dijeron que estabas perfectamente bien.

Por supuesto, no fue así, y de nuevo viene a mi mente el gris, el uniforme gris que llevábamos el día que de repente caíste sobre mí en clase, inconsciente, y cuando intenté mirarte el pulso, asustado, me di cuenta de que ya no estabas.

Y por mucho que lo intenté, no volviste.

Me gustaría saber si sufriste. ¿Sufriste, BeomGyu? Espero que no, habría dado lo que fuera por detener tu dolor si me lo hubieras dicho.

¿Sufriré yo?

Desde aquí arriba se ve todo muy pequeño, creo que tengo suerte de que el edificio del instituto tenga seis plantas más la azotea porque así no corro el peligro de fallar.

Me siento al borde, mirando hacia abajo, simplemente esperando a que suene el timbre y todos se vayan, no quiero que nadie vea como me rompo los huesos contra el pavimento.

Aún faltan unos minutos, así que mi mente se desvía a ti, como siempre. Tu presencia iluminaba el mundo entero, me hacías sentir tan cálido, feliz, lleno, completo. Eres todo lo que necesitaba para enfrentar al mundo y no seguir solo viviendo mi vida gris.

Tu blanca sonrisa hacía que un cosquilleo mezcla de alegría, emoción y nervios me recorriera todo el vientre, mi corazón comenzara a latir desbocado y las palabras se atascaran en mi boca. Recuerdo tus manos rosadas por el frío pero que siempre estaban calientes a pesar de todo, y cómo te gustaba meterlas en mis bolsillos porque decías que eran más calientes que los tuyos. Recuerdo tus labios rojos de color cereza, y la primera vez que te besé, cuando te me confesaste después de un partido de fútbol. Gracioso, han pasado unos 2 años desde eso, pero se ha sentido tan efímero como el aleteo de una mariposa.

Se ha sentido como si hubiera tenido que pasar una vida entera contigo.

El timbre suena y escondo mis piernas, recostándome en el suelo para que nadie me vea desde abajo.

BeomGyu, a ti te gustaba venir aquí de vez en cuando, saltarnos un par de clases y simplemente mirar el cielo juntos, tomados de las manos. Alguna vez me besaste e intentaste que llegáramos a más, pero no pensaba exponerte a la fría brisa que recorre este lugar.

Misma brisa que me hace tener un escalofrío y me devuelve a la realidad, de modo que me incorporo para poder mirar, notando que ya no hay nadie, todos se fueron por fin. Vuelvo a ponerme de pie y sentarme al borde de la azotea, mirando al suelo, pensativo.

BeomGyu hyung, dijiste que nunca me abandonarías. No pudiste cumplir tu promesa, y jamás te lo reprocharé. Pero yo voy a cumplir la mía. Juré que incluso si me abandonabas, te seguiría a donde fuera.

Te seguiré, hyung, porque de todos modos no estoy vivo sin ti.

Alzo un momento la mirada, y ahora que miro detenidamente hacia arriba, ha aparecido un pequeño claro entre las nubes, un hueco de azul.

Azul como tus ojos.

¿Eres tú que viene a por mi?

Mis ojos son grises también. Yo soy gris sin ti.

Pero pronto seré rojo. Mi sangre sobre las baldosas, mis huesos rotos. Me meterán en una bolsa negra y me llevarán en una ambulancia con luces azules y rojas. Me guardarán en una caja marrón, enterrándome bajo la hierba verde, o una lápida blanca.

El color volverá a mí, así como yo volveré a ti, porque estoy destinado a seguirte siempre, porque no quiero ser gris.

Porque te amo, BeomGyu.

No sé en qué momento comenzaron las lágrimas, pero sé que no son de tristeza. Son de felicidad porque iré contigo a donde sea que estés. Empujo mis pies contra la fachada, impulsándome hacia delante, y suelto mis manos sin ningún tipo de miedo, sintiendo el gélido viento congelar mis mejillas húmedas.

Mi cuerpo deja de hacer contacto con ninguna superficie, y no me permito mirar hacia abajo, mantengo mis ojos cerrados mientras caigo, con la brisa revolviendo mi pelo y ropa.

Espero que mis padres tengan una buena vida sin mí, que sean felices por mí que no lo seré si sigo atado a este mundo. Espero que lean mi nota y me comprendan, que no me lloren demasiado porque alguien gris como yo no merece la pena.

La última imagen que me viene a la cabeza eres tú, BeomGyu, y no llego a sentir el impacto de mi cuerpo, solo puedo oír el seco sonido que hacen mis huesos al romperse, y todo se vuelve negro.

1241 palabras


Gris ➵ TaeGyu (OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora