La cita

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Susana Marlow estrujó la servilleta entre sus manos por tercera vez. El corazón empezaba a palpitarle desbocado en el pecho.

Terry llevaba cuatro minutos de retraso.

Cuando lo vio atravesar finalmente la puerta de cristal, tuvo que cubrirse la boca con el dorso de la mano para normalizar su respiración, recordando las palabras de su médico, quién le había pedido encarecidamente evitar emociones fuertes. Pero él no lo entendía, cada minuto que le diera la oportunidad de abrazar su sueño valía la pena.

Terry siempre iba a esa pequeña y acogedora cafetería que se ubicaba a dos cuadras del teatro, lo hacía desde que había comenzado a ensayar su protagónico como Hamlet, tres meses atrás.

Antes de que el joven actor tomara asiento, Susana ya sabía lo que iba a pedir, había contado mentalmente el cambio del billete de diez dólares con el que pagaría.

Algo dentro de ella comenzó a resquebrajarse cuando Terry la observó con cierto desagrado, como si no la reconociera, para después tomar asiento en una de las mesas al fondo.

—Tendrías que haberte sentado aquí —murmuró con desazón, arrojando la servilleta al suelo, mientras el corazón se le estrujaba.

¿Acaso Terry lo había olvidado? Ellos habían compartido la intimidad innumerables veces, aún si ella nunca tocó su piel, conocía su aroma, la forma de sus músculos bajo su ropa, el sabor de sus glamurosos labios. Susana se había enamorado de él esa noche de noviembre en que lo vio debutar como Romeo.

La opresión en su pecho se acentuó, los pulmones se contraían erráticos, las extremidades le pesaban y su mano izquierda empezó a cosquillear en medio del dolor.

Determinada, decidió ir a su encuentro, plantándose frente a él.

—Terry, mi amor —lo abordó a modo de saludo, como solo lo haría una consolidada pareja de años.

—Susana, mi vida.

Era tan extraño que Terry dijera esas palabras con una expresión tan desconcertante y perpleja, con el entrecejo fruncido.

A su alrededor todo empezó a ir muy lento, ya no escuchaba el bullicio de los comensales en la cafetería. Un agudo pitido le martilleaba los oídos.

—Hey, reacciona. —El actor intentó sostenerla mientras se levantaba de su asiento—. Un médico —gritó desesperado.

Susana se desplomó sobre la mesa, derramando el café. De sus labios aun tiraba una dulce sonrisa, pues había tenido una cita con el hombre de sus sueños.

Fin.

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Acotación:

Bueno, creo que el final de la historia me quedó un poco ambiguo, así que haré unas aclaraciones:

En realidad Terry no conocía a Susana, ella estaba obsesionada con él. Pero en su imaginación, ellos eran amantes. Al final, ella murió de un paro cardíaco.

Debo confesar que no me gusta el shipp de Susana y Terry. Para mí Susana es como la Annie de Terry 🤭🤭. Así que me alegré por Terry cuando Susana murió (no me maten por favor) 😈😈.

No sé porque últimamente he tenido muchas gracias de escribir tragedia jejejeje.

En fin, este relato participó en la dinámica de 30 minutes Rock del Club_de_Fanfiction teníamos que escribir en 30 min una historia de acuerdo al prompt asignado.

Saluditos y nos leemos en otra ocasión 😁.

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