Capitulo I

2 0 0
                                    

Es extraño a decir verdad, es extraño que al acostarme todos los días escuche a alguien llorar. No es como si fuera un fantasma, más bien es como si pudiera escucharle a kilómetros de distancia, ni si quiera se quien es pero puedo sentir su dolor mientras intento dormir. Sufre en silencio como si no quisiese hacer ruido ni molestar a nadie pero aun así puedo oírlo. Los primeros días me levantaba de la cama e iba a la habitación de mi madre a ver si ella era la que lloraba pero siempre que iba estaba dormida sin hacer ningún ruido. Incluso después de unos días empecé a salir a la calle buscando a un chico que estuviese llorando sobre la acera pero nunca encontraba a nadie. Tras casi tres meses buscándole llegué a la conclusión de que era alguien imaginario, que no existía y solo era mi mente jugándome una mala pasada. Aún así me tenía sin dormir. Aquel llanto triste e inocente ocupaba mis pensamientos la mayor parte del tiempo. Se podía notar que, quien fuese el propietario de esas lagrimas, lo estaba pasando mal.

- ¿Louis? ¿Me estas escuchando? - una voz femenina sonó por toda la cocina y me sacó de mis pensamientos.

- Eh si... - mentí- ¿Qué me decías mamá?

Mi madre me miró con cara de paciencia y continuo hablando.

- Te decía que deberías irte ya, vas a llegar tarde y no haces nada en ahí sentado esperando a saber que.

Miré hacia bajo y vi los platos vacíos del desayuno. Había acabado hace un rato pero estaba tan metido en mis pensamientos que ni me había dado cuenta. Me levanté y lleve los platos a la pila sin prisa.

- En serio Louis deberías darte más prisa si quieres llegar a clase a tiempo - añadió mi madre ya desesperada.

Me di la vuelta para ver el reloj de pared que tenía justo detrás de mi.

- ¡Mierda! ¡Mierda mierda mierda!- me cargue la mochila al hombro y salí corriendo.

Mientras cruzaba la puerta velozmente pude escuchar a mi madre decir algo pero no llegué a escucharla bien. Seguramente me estuviese riñendo por las palabrotas que acababa de decir, ella siempre me reñía por eso. Me decía que eran palabras muy groseras para un chico como yo. Aunque a ojos de ella yo siempre sería su niño amable e inocente, podría asesinar a una camada de cachorros y seguiría siendo igual de tierno como antes.

Llegué a la puerta del colegio cuando ya no había nadie. Pasaban cinco minutos de las ocho pero aún así me dejaron pasar, creo que le di pena al portero. Cuando por fin conseguí llegar llame a la puerta de la clase y el profesor me hizo un gesto para que entrase.

- Anda ve a sentarte Louis, la próxima vez no te dejaré entrar - dijo malhumorado mientras señala mi silla.

Me senté sin ni si quiera intentar poner excusa. Ya las había gastado todas esa semana. 

- Bueno clase, este es vuestro nuevo compañero - continuó- Haced que se sienta cómodo.

Con las prisas no me había dado cuenta de que junto al profesor estaba de pie un nuevo alumno. Estaba callado junto a él y con las manos entrelazadas. Parecía algo tímido pero en sus ojos verde esmeralda pude notar su dulzura. Lo observé mientras se dirigía hacía la mesa que estaba junto a la mía. Él pareció notarlo porque levantó la mirada del suelo y, cuando nuestros ojos se encontraron me dedicó una sonrisa. En ese momento sentí como si el corazón se me parase durante un instante, no se bien porque pero se saltó un latido. Había algo en la forma en la que me miró que me resultaba cómoda y acogedora a la vez que algo familiar. Demasiado familiar para ser la primera vez que vi a ese chico.

- ¡Hola! - me giré hacía la derecha para hablarle y acomodé mi cuerpo sobre la silla- Soy Louis - dije sonriendo.

El chico parecía no querer mirarme. Se acomodó los rizos que le caían sobre el rostro tímidamente. Tras un breve instante levantó la cabeza para volver a mirarme y movió sus labios magentas para hablarme.

- Encantado Louis - me dedicó otra pequeña sonrisa.

- Y tu nombre es... - añadí

El chico se sonrojo ligeramente y levantó las cejas como muestra de sorpresa. Había algo gracioso en su expresión y no pude evitar soltar una pequeña risa que por desgracia molestó al profesor y me mandó callar. A decir verdad no creo que en verdad le molestase o interrumpiese, simplemente nunca le caí bien. Tampoco sacaba buenas notas en su clase pero si era lo suficiente amable para que no me tuviese tanto asco. Nunca lo entendí.

- Harry - dijo el chico de rizos casi susurrando para que no me volvieran a llamar la atención- Me llamo Harry.

- Es un nombre hermoso - pensé, pero no dije nada.

El sonido de sus lagrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora