Capitulo II

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Era aterrador pensar que no iba a conocer a nadie, que todo iba a ser completamente nuevo, pensar que quizá no le iba a gustar a mis nuevos compañeros o que no me iba a aclarar al llegar a las clases. Sí, era aterrador, pero más aterrador era ir a clase en mi antiguo instituto. Era aterrador pasear por los pasillos a solas y más miedo me daba mostrarme como soy. Al final era un miedo distinto, uno era el miedo a lo desconocido, algo normal para todos, y el otro era un miedo paralizador, un miedo que me mantenía las noches llorando por lo que me esperaba a la mañana siguiente en clase.  No le deseaba a nadie tener que pasar por algo así, ni si quiera a quienes me lo hacían sufrir. Solo esperaba que todo fuese distinto en el nuevo instituto y poder levantarme con ganas de ir a clase todas las mañanas. O si no con ganas, al menos sin miedo a que algo malo me pasase. 

-Que raro que estés en la cocina, he ido a levantarte y estabas en la cama - mi hermana apareció bajando las escaleras.

- Ah Gemma, supongo que hoy me apetecía madrugar - le contesté.

Entendía que se extrañara. Ella iba todas las mañanas a mi habitación a despegarme las sabanas del cuerpo desde hacía 3 años. Por razones obvias, nunca tenía ganas de ir a clase así que mi hermana era la que se aseguraba de que me levantase mientras mi madre trabajaba. Gemma me miro aún confusa aunque enseguida pareció entenderlo.

- ¿Qué Harry? ¿Emocionado? - dijo apoyando su mano sobre mi hombro.

- Bueno más o menos. Se podría decir así.

- ¿Enserio no te emociona la idea de un nuevo instituto?- añadió efusivamente mientras gesticulaba - Nuevas clases, nuevos profesores nuevos alumnos...

- No se Gemma, déjame ya

Le aparte la mano de mi hombro y me dirigí hacia las escaleras para subir a mi cuarto.

- Va Harry, habla con tu hermana - grito desde abajo manteniendo su tono enérgico y despreocupado.

Metí los libros en la mochila a la vez que ignoraba los intentos de mi hermana por mantener una conversación conmigo. Volví a bajar las escaleras y salí lo más rápido que pude esquivando a Gemma por el pasillo.

-¿En serio me vas a ignorar? ¡Te dejas el almuerzo! - chilló todo lo que pudo ya desesperada por que la escuchase pero yo ya estaba lo suficientemente lejos

No me costo mucho llegar al instituto, vivía cerca y ya lo había visto alguna vez mientras paseaba por la zona. Me quedé en la puerta un rato observando a los alumnos que iban entrando. Unos estaban estudiando para los exámenes de la semana, otros hablaban con sus amigos... Todo parecía normal pero aún así no podía evitar buscar entre las caras a ver si reconocía a algunos de los antiguos compañeros que se metían conmigo. Obviamente no reconocí a nadie. Tras un rato allí parado por el miedo decidí entrar, lo ultimo que quería era llegar tarde mi primer día de clase. El corazón me iba a mil, intentaba respirar profundamente pero se me hacía muy difícil con los nervios del momento. Llegué a la clase justo cuando sonaba el timbre. El profesor estaba sentado en el borde de un ancho escritorio. Se levantó nada más verme. Yo hice el intentó de ir a sentarme entre los demás alumnos pero el profesor no me dejó. Estaba a punto de presentarme y me empezaron a temblar las mano. Las entrelace intentando disimularlo y mire al suelo con la esperanza de que no me prestasen mucha atención. Intente sonreír pero apenas me salió un pequeña y tímida sonrisa. Antes de que el profesor tuviese oportunidad de de presentarme llamaron a la puerta. Un chico de intensos ojos azules y baja estatura se asomó. Se dirigió a sentarse y se giró a verme algo en su mirada logró sacarme una sonrisa sin necesidad de que la forzase. Dejé de temblar y pude levantar los ojos del suelo sin dificultad pero solo para dirigirlos hacia él, aunque no pareció darse cuenta de que le estaba mirando.

- Bueno clase, este es vuestro nuevo compañero - dijo al fin el profesor mientras me ponía la mano en la espalda- Haced que se sienta cómodo.

Acto seguido me fui a sentar y vi que al lado del chico de ojos intensos había una mesa libre así que me senté allí. Nada más sentarme el chico se giró hacia mi y sentí la cercanía de su cuerpo. Me gustaba, me hacia sentir tranquilo a la vez que nervioso.

- - ¡Hola! Soy Louis - dijo

 Era difícil mantener el contacto visual con esos ojos pero tras acomodarme el rizo que caía sobre mi frente levanté la cabeza.

- Encantado Louis - sonreí.

Louis me miro un poco confuso y con expresión divertida. Parecía que estaba esperando algo pero no se el que.

- Y tu nombre es... - añadió tras un instante.

Se me había olvidado decirle mi nombre. pensé que lo más seguro es que le había parecido un borde pero se empezó a reír, no podía a ver pasado más vergüenza justo el primer día. Aunque había algo adorable en su sonrisa que a pesar de la vergüenza me hizo sonreírle de vuelta.

- ¡Louis silencio! No interrumpas la clase - gruñó el profesor.

Me sentía culpable de que le hubiesen reñido pero como a él no le pareció importarle decidí quitarle importancia.

- Harry - susurré para no molestar otra vez- Me llamó Harry.

-Es un nombre hermoso - contestó de forma casi inaudible.

Aún así lo escuche. Tenía la impresión de que no quería decirlo en voz alta y solo era un pensamiento, había sido una torpeza suya. Decidí no contestarle y me dediqué a prestar atención a la clase. Durante el resto del día no pude quitarme aquellas palabras de la cabeza.



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⏰ Última actualización: Sep 12, 2021 ⏰

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El sonido de sus lagrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora