Este pequeño relato no es más que mi Yo del pasado. Un chico que gustaba de la fiesta y no del amor. Hasta que un día está caprichosa vida lo puso ante alguien que lo cambió para siempre...
Siempre fui un cobarde que no miraba a los ojos. Me sentía desnudo, vulnerable. Creía en el poder de una mirada como una forma de doblegar a mis demonios. Siempre las temí porque dicen mucho y no me gusta que conozcan más allá de lo evidente. Prefería el sexo, el juego, los vicios, pero las miradas no. Me alejaba como la presa que conoce bien su trampa. Juro que no quería perderme en el café de cualquier ojo taciturno en un bar pero esa tarde bajé mi guardia. Quién me diría que tras ese libro ella levantaría su mirada mientras yo, curioso, me deleitaba del movimiento de sus labios al leer. Fue un shock, mi cuerpo se paralizó y mis ojos no perdían detalles de los suyos. Eran color caramelo de ese que hacen las abuelas las tardes de domingo y justo así me sentí, un maldito domingo que intentaba evitar y encontré en sus pequeños ojos. El tiempo ha pasado y aquí estamos ella y yo, con libros diferentes, una estación diferente, en un bar diferente. Solo una cosa nunca cambió...su mirada.
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fuera de mi abismo
Poetrybueno, aquí vamos nuevamente... Luego del viaje por mis abismos los invito a una nueva travesía, a ver el mundo desde mis ojos...y mis letras. Recorriendo todas las facetas de la personalidad y evaluando a fondo todo lo que, para bien o para mal, co...