La soledad comenzaba a abrazarlo, pensando que estaría perdido para la eternidad, no tenía esperanzas en ser salvado, solo esperaría la muerte lentamente. Se estaba por quedar dormido, pero algo le llamó la atención.
El mar arrastraba a una mujer.
E...
El crucero salía al mediodía, todos los pasajeros que llegaron temprano, ya se encontraban abordo. Sería un largo viaje de 39 días, lo llevaría a California, Estados Unidos. Tenía que cerrar un trato importante, se reuniría con uno de los CEO de la empresa, obviamente no iba solo, Estaba yendo con su nuevo secretario, Sasori no Akasuna. La verdad estaba muy emocionado porque pudo finalmente concretar este acuerdo con la otra empresa.
- ¿Ahora qué?- le preguntó a su jefe una vez que el crucero zarpó. -
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- Ahora solamente nos toca descansar hasta que lleguemos. - se sirvió en una copa vino para festejar que iba a cerrar el trato más importante de su vida. -
- ¿De verdad? ¿Entonces no le molestaría que vaya a investigar el crucero?- era la primera vez que se subía uno y estaba feliz pero a la vez aterrado. -
- Ve y haz lo que quieras sasori, por ahora no hay nada que hacer. - sale al balcón individual y tenía su habitación, mirando como se alejaba de Australia. -
- gracias señor Uchiha. - su secretario se retira dejándolo solo. -
Suspiró sintiendo el viento en su rostro, creía tener la vida perfecta, un trabajo donde ganaba buena pasta, su familia orgullosa de lo que consiguió con la empresa familiar, tenía a cualquier mujer que quisiera ya que todas caían a sus pies, tenía la fama de ser un mujeriego, no era de buscar una relación seria.
¿Pero quién no cae por Sasuke Uchiha?
Es uno de los hombres más jóvenes y millonarios del mundo, aparte de ser codiciado, era extremadamente guapo, que si apenas sonríe todas caen encantadas. Tenía un cuerpo fornido, media aproximadamente unos 1,80, su cabello color azabache y sus ojos negros era lo que destacaba más de él, en su piel blanca. Tan solo con sus 29 años había conseguido todo en su vida, una casa perfecta, amigos de verdad que lo apoyaban en todo, los mejores tratos qué se le presentaban para cerrar, viajaba por todo el mundo casi siempre.
Pero solo.
No hablaba de que sasori no lo acompañara, sino de una novia o esposa. Lo único que le faltaba era quizás haber conocido lo que es el amor, suena algo bastante ilógico, era el hombre más sexy del mundo y podía a tener a la mujer que desee, pero nunca llegó a enamorarse de una, solo las citaba con el fin de tener sexo, la mayoría solo eran interesadas por su dinero, otras llegaron a extremos de acosarlo, lo sofocaban demasiado y hasta le tocó una que otra loca, pero él no buscaba una relación formal tampoco.
Y cuánto sexo tendrá estando en un crucero lleno de mujeres solteras. Al pensarlo sonrío terminando la copa de vino y entró al cuarto para mirarse al espejo. Andaba vestido como normalmente se viste en su casa, no con un traje y corbata. Le gustaba a veces sentirse un poco libre del trabajo, así que trataría de disfrutar esos 39 días de viaje.
