La vida siempre te dice que las cosas mejorarán, que los héroes siempre ganan y que al final, el amor lo conquista todo... pero eso es solo una mentira.
Todo comienza cuando el mundo descubre que las Alphas no solo existen, sino que tienen poder, y...
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Si hace tres meses alguien me hubiera dicho que en tres meses sería la Alpha de una manada y que estaría enfrentando a Owen en un duelo, no lo habría creído en lo más mínimo. Habría reído ante la locura de esa afirmación.
Pero aquí estoy hoy, cara a cara con él.
—No deberías haber tomado ese camino, pequeña.
Sin aviso previo, Owen desenvaina una espada de fuego de su mano, y eso me hace retroceder lentamente.
—Owen, escúchame. No puedes hacer esto. No eres así.
Sus ojos parecen estar en otro lugar, completamente desorbitados.
—Tú, niña tonta. Te advertí sobre las consecuencias.
—Owen, despierta. No permitas que juegue con tu cuerpo.
—Cállate.
Siento un golpe brusco que me empuja y por un momento, pierdo la conciencia.
Me siento agotada, sin fuerzas. Owen se acerca, toma mi cabello con fuerza y lo agarra con fiereza.
—Debes estar preguntándote, ¿por qué te sientes tan débil? —Su risa diabólica resalta sus colmillos—. Bueno, querida, te lo explico. —Aprieta aún más mi cabello, haciendo que mi cuero cabelludo duela más de lo imaginable—. Mi ataque se basa en el fuego del infierno donde estoy atrapado y en la Plata que te afecta.
—¡Suéltala!
La voz de Matteo, ahora convertido en lobo, suena amenazante.
—Perrito, perrito, aléjate si no quieres que su cabeza sea mi regalo.
Aprovechando esa distracción, me levanto y me giro rápidamente, logrando torcer su muñeca para aflojar su agarre y escapar.
—Estúpida, insignificante, ¿crees que me has hecho algún daño?
Estoy paralizada, sin saber qué hacer, cuando un escalofrío recorre todo mi cuerpo, y sin siquiera darme cuenta, lanzo un hechizo que ni sabía que era capaz de conjurar.
Una esfera azul emerge de mis manos y causa una quemadura desfigurante en el pecho de Owen.
—¿Sabes que le estás haciendo daño a él y no a mí?
No me había percatado de eso. ¿Cómo pude herir a mi amigo de esa manera? Tengo que salvarlo, sin importar qué.
El Lupus Bone se pone en pie e intenta atacarme, pero su debilidad lo detiene. Diviso a Serena, tratando de entrar a la manada sin ser vista.
—Jensen, nos enfrentaremos de nuevo pronto —Owen exhala un humo negro de su cuerpo, dejando a mi amigo en agonía.
—Matteo, llama a Cira. ¡RÁPIDO! —Me agacho al lado del vampiro, sujetándole la cabeza—. Aguanta, por favor, te lo ruego, no me dejes también.