Izuku es un bello omega con una familia muy unida junto a su esposo Katsuki y sus dos hijos, la vida era de color de rosa y todos los días reían en la compañía del otro, pero un día . . .
- Sr. Izuku usted tiene cáncer.- hablo el doctor.- lo lamento...
- Sr. Izuku usted tiene cáncer, lo siento mucho. — hablo el doctor con una mirada triste.
No daba crédito a lo que escuchaba, se sentía un poco mal, pero no podía tener cáncer era imposible, el rubio cenizo no tarda en levantarse agresivamente para gritarle al doctor pelinegro que se equivocaba, no lo quería creer y jamás lo haría.
- ¡¡Sera mejor que compruebes, eso es imposible maldito pedazo de mierda!! — grito enfurecido.
- ¡¡Kacchan, cálmate por favor!! — el peliverde trata de detener los gritos de su esposo.
El doctor solo se queda observando con tristeza a la pareja pues había visto varios casos similares, el peli cenizo se calma a pedido de su omega quien estaba asustado a punto de llorar por lo sucedido, pero retiene las lágrimas, puede sentir como su esposo lo abrazaba con suavidad esparciendo sus feromonas para calmarlo.
Katsuki trataba de pasar su saliva, pero no podía, abrazaba a su omega para calmarlo, él ni siquiera estaba tranquilo pues en el fondo sabía que cabría la posibilidad que su amado tuviera esa enfermedad, él sabía por el mismo hecho que él era doctor.
- Cálmense aún hay una posibilidad de curar esta enfermedad. — habla con tranquilidad. — es con un tratamiento.
El doctor le explica a la pareja todo sobre los tratamientos y en que partes del mundo pueden conseguir un mejor resultado, aun así, no podían evitar preocuparse por todo lo que estaba sucediendo.
Fueron al hospital cuando el peliverde regresaba toda su comida, al principio se alegraron pensando que era un cachorro más en la familia Bakugou, pero la dichosa bendición se había convertido en una maldición, resultando ser cáncer pulmonar en mitad de su desarrollo.
- Vengan mañana a mi consultorio, empezaremos el tratamiento cuando antes. — el doctor sonaba decidido.
- Gracias doctor. — hablo el pecoso decaído.
Katsuki ayudo a parar a Izuku de la silla viéndolo preocupado, salieron del consultorio sin antes dar las gracias nuevamente, caminaron en silencio hasta llegar a su auto donde emprendieron rumbo hacia su hogar, el alfa conducía mientras que el omega miraba la ventana en silencio con un semblante triste.
Lo observaba de reojo queriendo decir algo, abre la boca, pero la cierra de nuevo, no sabía que decir en realidad, trataba de hacer sentir mejor a su pareja.
- Deku, ¿Quieres algo para comer? — pregunto suave.
- No tengo hambre, gracias Kacchan. — se voltea para sonreírle tristemente.
Voltea su vista hacia la ventana sin decir nada más, el rubio queda algo preocupado, pero en ese carro la tristeza abundaba, ambos podían sentir la tristeza del otro debido a la marca que se posaba en el cuello del pecoso.
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Izuku aún no lo creía, se sentía lánguido porque no sabría qué hacer si la enfermedad ganaba y el perdía, la muerte era lo que menos importaba si no era la familia que tendría que dejar atrás y no podría con eso.
Que haría sin sus cachorros o su alfa, enloquecería en un mundo sin ellos, aunque no quería preocupar a nadie con su estado de ánimo, no podía evitar sentirse así, no se dio cuenta que llego a su hogar cuando su alfa le abrió la puerta del auto sacándolo de sus pensamientos.
Sale del auto con tranquilidad, puede ver su casa esta era grande pareciendo casi una mansión, Katsuki le dice a su omega que valla entrando a la casa pues estacionaria su auto en la cochera, el peliverde le hace caso y con paso lento va hacia la puerta principal con un ligero tembleque en su ser, se detiene en la entrada, no quería pasar y encontrarse la cara de sus hijos preguntándole si se encontraba bien. Se quedo unos minutos ahí sin moverse.
- ¿Por qué no pasas Deku? — le pone su abrigo. — hace frio te resfriaras.
- Que les diré Kacchan, aún no quiero decirles nada. — llora; no podía aguantarlo más.
Katsuki abraza al omega quien lloraba en su pecho descontroladamente, caen de rodillas aun abrazados y al alfa le salían pequeñas lágrimas de impotencia al no poder proteger a su omega, después de unas cuantas palabras el peliverde se levanta junto a su alfa para entrar a la casa siendo recibiendo por dos pequeños.
Uno tenía cabelleras alborotadas de color amarrillo cenizo junto a sus ojos color escarlata, su piel pálida era adornado con pequitas en su cuerpo, era una vivía imagen de Izuku e incluso su comportamiento era tranquilo y cariñoso, el pequeño omega tenía 11 años.
Su hermano era de cabelleras puntiagudas del mismo color de la cabellera de su padre, sus ojos esmeraldas resaltaban en las noches más oscuras, pecas alrededor de su carita con un ligero sonrojo, al igual que su hermano tenía el temperamento de Izuku a pesar de ser un alfa, el pequeño tenía 6 años.
- ¡¡Mamá, Papá!! — el mini omega fue corriendo a abrazar a su madre. — ¿Te sientes mejor? ¿No te duele algo? — ataco con preguntas.
- ¡¡Mami!! — su sonrisa se hizo notar. — ¿Mama se siente mejor papi? — pregunto el mini alfa al mayor.
Los pequeños habían presenciado como el peliverde había estado vomitando e incluso desmayándose, no podían evitar dejar su preocupación de lado, ninguno de los dos mayores responde e Izuku lagrimea de nuevo abrazando con fuerza a su pequeño.
- Mamá se siente mejor ahora, hay que dejarlo descansar — hablo Katsuki.
Los niños asienten con preocupación aun inseguros por aquella respuesta, pero se enfocan en el peliverde quien empieza a hablar con una voz temblorosa, los pequeños empiezan a preocuparse.
- El doctor dijo que yo . . .- procedió a decir.
Continuará.
Hola espero que estés bien, bueno como verán esta es una nueva historia y es algo diferente a lo que suelo escribir. Esta historia le tenia muchas ganas de escribir así que espero que les guste.
Solo quiero aclarar que no me enfocare en describir los tratamientos de Izuku por que prefiero centrarme en como afectara la enfermedad de Deku a su familia.
