Silhouette║Sadie Sink y tú

Capitulo 24: Casa de Playa

Viernes por la mañana

POV _____

Noah y yo estábamos recogiendo las últimas cosas, listos para salir. Los chicos ya nos esperaban en el estacionamiento de la universidad.

—¡Al fin llegan, casi los dejamos! —gritó Jake en cuanto nos vio.

—Ya estamos aquí, relájate —respondí, mientras Malina ya se ponía en modo de "organización total".

—Voy a ver en qué auto va cada uno... —Malina comenzó, pero Anna la interrumpió con una sonrisa traviesa.

—Pequeño detalle que olvidé mencionar... —dijo Anna con cara de "ups".

—¿Qué hiciste ahora? —preguntó Diego, ya sospechando.

—Nada, nada... Solo que... bueno, los amigos de Sadie también vendrán con nosotros. —Anna trataba de sonar inocente, pero no engañaba a nadie.

—Gracias por avisar, pero acabo de recordar que tengo una avalancha en mi patio y, bueno, ya saben... ¡Me tengo que ir! —intenté escapar, pero Sadie me agarró del brazo.

—Ay, vamos, _____, te llevarás bien con ellos. No son tan malos. Prometo que no te harán nada... y estaré contigo todo el tiempo. —Sadie me miraba con un puchero irresistible.

—Eso no fue una insinuación rara, ¿verdad? —preguntó Malina con una ceja levantada, provocando carcajadas.

—No, claro que no. Sadie será mi niñera —dije con una sonrisa, haciendo que Sadie asintiera, aunque no muy convencida.

—Ya sabes, Sadie, dijo "niñera" —bromeó Jake.

Justo en ese momento, Finn apareció con Caleb y Gaten.

—¡Ya llegamos! —dijo Finn con una gran sonrisa.

—Oh, hola, chicos —dije, intentando ser educada.

Malina, como siempre, ya tenía el plan armado.

—Jake, Diego, Caleb, Finn, y Gaten van en el auto de Jake —anunció Malina. Los chicos asintieron y empezaron a cargar sus cosas.

—Anna, Millie, Sadie, Noah, ____ y yo vamos en el auto de _____ —continuó Malina, señalando mi coche.

—Yo conduzco —dijo Noah con una sonrisa maliciosa.

—No sabes manejar tu vida y quieres manejar un auto —Millie lo frenó en seco mientras entraba al coche.

—Aguafiestas —murmuró Noah, subiendo al asiento del copiloto.

Nos fuimos en camino, y debo decir que el trayecto fue un show. Entre imitaciones de películas, concursos de canto improvisados y risas, el viaje se nos hizo rápido... hasta que me cansé. Paramos en una gasolinera y Malina tomó el volante.

—¡Ven atrás conmigo! —dijo Sadie, haciéndome una seña.

Me acomodé en sus piernas, y con las caricias que hacía en mi espalda, me quedé dormida rápidamente. Lo siguiente que escuché fue la voz de Jake.

—¡Despierta, babosa, o te llevará la llorona!

—No le hagas caso, bonita, despierta —Sadie me susurraba dulcemente, pero yo solo me acurruqué más en sus piernas.

—No quiero... —murmuré, medio dormida.

—Vamos, dame un beso y te levantas —dijo Sadie sin importarle que sus amigos estuvieran allí.

—¡Oigan, espero que no estén haciendo cosas inapropiadas! —gritó Noah desde el asiento delantero.

—Te juro que si tuviera algo a la mano, te lo tiraba —dije, frotándome los ojos.

—Uy, Sadie, creo que tu novia está molesta —bromeó Noah, cargándome como un saco de papas y dirigiéndose hacia el agua.

—¡Noah, bájame! —grité, viendo cómo él se mojaba los pies en la orilla.

—Perfecto, como la crema de chocolate y avellanas —dijo Noah antes de lanzarme al agua.

—¡Te voy a matar! —grité mientras lo veía tropezar y caer al agua él también.

Después de ese caos, nos dirigimos de vuelta a la casa. Cuando llegamos, Millie no nos dejaba entrar porque estábamos empapados.

—Lo siento, pero mojados no entran. Harán un desastre —dijo, cruzada de brazos.

—¡Genial! —respondí, levantando las manos. Pero antes de que pudiera quitarme los pantalones, Sadie se interpuso.

—No te vas a desnudar aquí, loca —dijo, abrazándome protectora.

—¡Miren, Sadie defendiendo lo suyo! —gritó Finn, mientras Sadie le lanzaba una mirada asesina.

Al final, logramos entrar y dirigimos a nuestra habitación. Cerré la puerta con seguro y me acerqué a Sadie.

—¿Sabías que eres muy celosa? —dije con una sonrisa.

Sadie me miró, medio enojada, pero al verme en pantalón, se relajó un poco.

—No soy celosa, pero no ayuda que seas tan... tú. —dijo, señalándome de arriba a abajo.

Después de intercambiar unos besos, me fui a duchar mientras Sadie desempacaba. Y así, con un comienzo lleno de caos y risas, empezó nuestra aventura en la playa.