『二人で行こう!』

小さなインク愛好家

Una historia mágica,
onírica y fantástica
¡Espera! ¿nunca habías
oído hablar de algo así?
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Calmadamente el pincel que se movia suavemente sobre el pergamino se detiene mientras una pequeña sonrisa se formaba sobre los labios de Sai al ver su dibujo terminado. Ino, curiosa al ver a su marido sentado en medio de la sala, se acerca e inclina a su lado para ver lo que hacía.

Una pequeña risita escapó de entre sus labios, sorprendiendo a Sai, quien solo pudo tratar de ocultar el dibujo que acaba de hacer entre sus brazos. "Esta bien amor. Debes extrañarnos mucho para dibujarlos de la nada." Mientras ella decía eso, coloco su mano sobre el hombro de Sai, dándole unas suaves palmadas.

Sai, dejando salir un largo resoplido, baja el pergamino dejando ver las figuras de sus camaradas dibujadas en un estilo diferente. Ino se inclina frente a Sai observando más detalladamente a las figuras. "Se ven muy bien. Aunque parecen un poco... ¿estrafalarias?"

"Inojin piensa que mi estilo es algo anticuado... así que pensé en intentar algo diferente." Ino le mira por unos momentos antes de levantarse y resoplar. "No es lo único anticuado." Sai levanta sus ojos para verla. "Si tanto los extrañas, ¿por qué no hablas con ellos?"

Sai volvió su vista al pergamino antes de negar suavemente con cabeza y mover sus dedos sobre el papel. "Están ocupados... seria injusto..." Ino coloca sus manos sobre su caderas rodando sus ojos, Sai a su vez levanto su rostro hacia ella mientras formaba una pequeña sonrisa sincera. "Además aún estoy practicando esto de dar y recibir." Ino, volviendo a resoplar, coloca su mano sobre la mejilla de su marido, ante el suave toque, Sai cierra sus ojos, antes de abrirlos al sentir una pequeña molestia.

Su amada y linda esposa le estaba pellizcando la mejilla de una manera para nada agradable. "Eso está bien querido. Pero ahora que estás aquí porque no me ayudas con algunas cosas." Nerviosamente, Sai asiente su cabeza sintiendo como lentamente el aura amenazante de Ino se dispersaba, aunque aún no soltaba su mejilla.

Unos minutos después, Inojin entra por la ventana debido a que también sintió el aura amenazante de su madre. Ya adentro, estira sus brazos al aire mirando de reojo a su alredor. "Ah, lo siento papá, eras tu o yo."

Lentamente, el niño se inclina para recoger el pergamino y al ver el dibujo que había hecho su padre, una sonrisa burlona se forma en sus labios. "Oh, así que papá después de todo me escucho." Inojin dejo salir una risita antes de formar un sello con su mano libre.

"Arte ninja: Pergamino de bestias gigantes"

Y en un rápido parpadeo, las pequeñas y redondas figuras que estaban sobre el papel se levantaban silenciosamente frente a Inojin, quien solo pudo sonreír mientras colocaba sus manos sobre su cadera.

Las figuras se asemejaban al padre de Boruto, Naruto, a la madre y padre de Sarada, Sakura y Sasuke, a Kakashi-sama y a Yamato-san. Aunque lucian diferentes a como él los recordaba, supuso que debían ser versiones jóvenes. "Muy bien. Supongo que ahora deben hacer lo que yo les diga."

Las pequeñas figuras de tinta, se mantienen quietas por unos segundos observando como Inojin abría la ventana una vez más. "La verdad, no planee esto... así que supongo que se quedarán así hasta que vuelva. Lo siento chicos." Y después de decir eso, Inojin desaparece. Las figuras de tinta se miran los unos a las otros por unos momentos.

La pequeña representación de Naruto señala a la ventana y sus compañeros ven como este se sube en silencio. Arriba del alféizar, el Naruto de tinta le hace señas a sus compañeros de que le siguieran y estos, sin más opción, lo hacen.