Capitulo 1

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Desde que tengo cinco años vivo en un orfanato porque mis padres me abandonaron. Actualmente tengo quince años.

Entré a mi habitación y cerré la puerta tan fuerte que un cuadro en la pared se cayó.

Suspire.

—En este lugar no… No me quieren y se burlan —dije hablando conmigo misma— mis padres me abandonaron… ¿No?

Me mire al espejo.

—No lo sé… Tal vez no soy lo que esperan —dije con una mirada de odio y lastima a mi misma.

Se me salían las lagrimas y no lo controlaba.

—¿algún día seré feliz? —Me empecé a preguntar cómo cuando te agarran esas crisis existenciales y no sabes porque no te tiraste del quinto piso cuando tenías la oportunidad.

Supongo que estaba mal psicológicamente porque empecé a echarme perfume sin sentido.

Me eché todo el aerosol, y cuando lo acabé me tiré al piso boca arriba.

Me puse a ver el techo y me sequé las lágrimas.

—quisera salir de acá —dije— de este horrible lugar.

Me levanté y volví a verme al espejo.

—¡Me cansé! Me canse de esto —Mirándome al espejo.

Salí fuera del cuarto y mientras caminaba por el pasillo sentía como todas las miradas recaían en mi.

No se si era también por el pote de perfume entero que me eche.

—señorita t/n —me interrumpió la vieja, mejor dicho la encargada del orfanato— ¿A dónde piensa que va a esta hora y vestida así?— me dijo poniéndose al frente de mi.

—Bueno… Si usted no estuviera obstruyendo mi camino supongo que a afuera —le dije con tono de indiferencia y con una mano en el bolsillo del jean que traía puesto.

—no se haga la… —me estaba por decir algo pero la interrumpí.

—no tengo ganas de discutir, por favor déjeme seguir mi camino. —le dije mientras me acomodaba la gorra.

—Sabe que esta prohibido salir —dictaminó.

—no —le dije como si la retara a un duelo en el que estaba segura, ganaría yo.

—¡T/n! Deje de contradecirme. —dijo señalándome con el dedo— En este lugar se hace lo que yo digo.

Esa frase que dijo…

—le diré que voy a hacer —le conteste como si la frase que había pronunciado no me hubiera afectado— yo voy a salir por esa puerta y usted no va a hacer nada para tratar de impedirlo —le sonreí astuta.

—Lo siento pero mientras esté en este lugar tendrá que cumplir mis órdenes. —me vio fijo como si eso que había dicho nadie se lo podría contradecir.

Entonces se me ocurrió una idea.

La idea.

—mientras esté en este lugar ¿no? —susurré mientras pensaba— ¡que mal! Tendré que ir a mi cuarto como castigo por todo esto —empecé a exagerar, pero claro estaba actuando…

Los demás miraban la situación sin saber como reaccionar.

—¡tanto que quería salir! —trate de llorar pero no pude y la encargada vio mi cara rara.

—¿se encuentra bien señorita t/n? —me preguntó.

—tranquila, tranquila ya voy a mi cuarto no se preocupe viej… digo Cecilia.

Atrapada en una mentira | cinco y tu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora