SOMOS (sólo dos fantasmas)

HOJARASCA DE OTOÑO

Unos ojos esmeralda miran hacia el techo, abrazados por venas estalladas en sangre, las lágrimas rebasan, humedeciendo las ingenuas pestañas. Ruegos silenciosos al Todopoderoso. Dolor, físico y espiritual.

Desgarbado Harry se hinca en el suelo. Pequeñas y sucias manos rasguñan la madera vieja de la habitación, dónde su padre lo hace prisionero de las mas feroces golpizas. 

El castaño de cabellos crespos, intenta sobrellevar una vez más la angustia y el sufrimiento, buscando entre los recuerdos, a su madre, dueña de las únicas  caricias que él conoció.

Su respiración acelerada, lo hace más vulnerable, así que tararea una dulce melodía de cuna en su mente, para intentar calmarse, tendido en el suelo.

Bruscamente se abre la puerta, el enardecido y alcoholizado padre, arremete para culpar a Harry de la ausencia de unas herramientas.

-¡Maldito borrego! ¡Has escondido o vendido mis herramientas? Increpa el mayor.

- No papá, no las he visto. Responde encogiendo sus hombros Harry.

- ¡¡Bastardo malagradecido, mientes!! Grita el desequilibrado hombre.

- Juro que digo la verdad, padre. Tembloroso contesta el niño. - ¡Lo juro por mi madre!

- ¿Tu madre? Juras por una muerta. Tu eres igual que ella, traidor y desagradecido. Debería enviarte a su lado,  ya no te soporto. Lamento que no estuvieras en ese auto, el día de su accidente.

Harry muerde su labio inferior escuchando al monstruoso hombre, un fuego interno crece desde sus entrañas, llenándolo de coraje para enfrentarlo. 

- ¡No hables así de mi madre, viejo decrépito, tu deberías estar muerto! Tú nos hiciste miserables siempre... Gritó el pequeño.

El horrendo padre toma en sus manos una cadena, con la que solía cerrar las ventanas, los días de intensos vientos y se adelanta para cruzarla en la espalda del menor,  a modo de castigo.

A su derecha, un hacha descansa sobre una pared. Y como si todo transcurriera en cámara lenta, empuña el mango  de la misma. Eleva la herramienta, sobre su tutor, dejando que la gravedad haga el resto.

Afloja el agarre y el  instrumento cae en seco al piso.

Observa sus manos, ahora vacías y temblorosas. Su rostro se vuelve completamente desencajado. La saliva se acumula en su boca, como si se tratase de un perro rabioso.

Largas zancadas de escape,  hacen crujir la hojarasca ocre, bajo sus pies. Harry corre entre los albares verdosos, sin rumbo. Deambula como un ánima perdida. Abrumado.

Internado en medio de la arboleda, gira y  grita, tantas veces como le es posible y comienza a correr nuevamente. 

La garganta cerrada por la fatiga, el pelo enmarañado por la odisea.  Su delgado cuerpo se halla helado por las bajas temperaturas y el descenso del sol, que se va perdiendo entre los picos de los pinos.

-¡Heyyy nenito! ¿Qué haces? ¿Buscas qué te roben o te pase algo? Louis observa desde la copa de un árbol, al despavorido niño y salta a tierra,  intimidando a Harry.

- No tengo nada. ¿Qué me vas a hacer? Dijo asustado.

- ¿Quién dijo que voy a hacerte algo? Contesta Lou.

- Pero dijiste... iba a continuar Harry, cuando Louis interrumpe.

- Yo pregunté pibito. Nada más. ¿Cómo vas a andar así por acá?

- Escapo. Dice Harry.

- ¿Escapas? ¿De qué o de quién? Indaga Louis.

- No te conozco, no sé si quiero confiar en vos. Contesta Harry con cara de desconfiado.

- Yo también escapo... Escapo de mi padre. Dice Louis, haciendo pasitos hacia atrás y encogiendo los hombros.

- ¡Somos dos, entonces! Exclama Harry.

- Aha... Somos dos. Sólo que yo, traigo abrigo y algo para fumar. Contesta Louis, sacando un cigarro de marihuana y un encendedor del bolsillo superior de su campera.

-¿Qué es? pregunta Harry.

-¿No conoces esto? Marihuana, marihuana, que le robe a mi viejo....¡maldito drogadicto! Responde Louis a la pregunta y continúa:

 -Ahí quedó tirado en suelo de la sala... con una amiga. No soporto verlos inyectarse. Así que vengo a mi escondite. - mira fijo al pequeño Harry, mientras enciende el porro. 

- A ver... yo soy Louis,  y tú eres... introduce Lou.

- Yo soy Harry. Contesta.

- Toma Harry, póntelo. Le pasa un buzo negro suyo. -Así que escapando... ¿de las tareas...jajaja... o te tocaba limpiar la casa? Dice burlonamente Lou.

- ¿Por qué escaparía de eso?...Ojalá lo fuera.