Los Jóvenes Amantes.

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Edward y Mala, los jóvenes
amantes de Auschwitz
No sabemos cómo llegaron estos dos jóvenes al
temible campo de concentración y exterminio
de Auschwitz . Obviamente no hay que buscar
razón alguna, ambos eran judíos y ese era "su
pecado", para tener que convivir en uno de los
escenarios más inconcebibles que el ser humano
ha creado jamás.
Empezaremos hablando en primer lugar
sobre Edward Galinski . Tenía 16 años y era un
chico muy espabilado, despierto y listo, todo un
superviviente que supo desplegar sus habilidades
para convertirse en alguien útil en el campo de
concentración. Se sabe que Edward fue uno de
los primeros presos llevados a Auschwitz, puesto
que así lo atestiguaba esa marca tatuada en su
piel. Era el número 531.
Edward Galinski
Su mayor habilidad era escaparse de esos
camiones que día tras día, cargaban con gente
para llevarse a los "crematorios". Muchos de sus
compañeros partían a realizar supuestos trabajos
para no volver jamás. Pero Edward supo desde el
principio qué destino llevaban ese tipo de
vehículos, que significaban un viaje sin retorno.
Fue a finales de 1943, cuando Edward vio lo más
increíble que su vida había conocido jamás. Era
ella, Mala, una muchacha de cabello oscuro y
sonrisa inocente, que tampoco pudo evitar fijarse
en él. Y lo hizo de modo descarado, porque en
ese lugar no había tiempo para el apuro, los
galanteos o los disimulos. Mala tenía 18 años y
era la presa número 19880. Una chica tan
preciosa como brillante, hablaba 5 idiomas:
polaco, alemán, holandés, francés e italiano, con
lo cual les resultaba muy útiles a los oficiales
de Auschwitz.
No tardaron en buscar instantes y rincones para
encontrarse , para conocerse, para quererse...
Hasta que, finalmente, idearon un plan de fuga.
Valía la pena intentarlo, era vital buscar algún
tipo de futuro y de luz en medio de aquella
desesperación, y su amor, ya era un buen motivo
para arriesgarse.
Lo hicieron. El 24 de junio de 1944,
Edward Galinski consiguió un uniforme de las SS,
gracias a la medicación de un amigo, pudiendo
salir del campo de concentración con un permiso
firmado y cuñado. Era un plan formidable. Mala,
por su parte, iba disfrazada de muchacho, con el
cabello recogido y el mono de un operario,
acompañando "al supuesto oficial".
¿Sabes cuánto tiempo duró su libertad? Un
suspiro, apenas nada . Al llegar a la primera
población, levantaron de inmediato las sospechas
al intentar comprar comida en una tienda. Al no
tener dinero, intentaron pagar en oro, con una
cadena que Mala aún conservaba. Y,
evidentemente, ahí llego la fatalidad y el fin de
sus esperanzas por iniciar una vida en libertad.
El castigo fue implacable. Estuvieron unos días en
un bloque de aislamiento a la espera de que se
decidiera qué iba a ser de ellos. Lo único positivo
de sus últimas horas es que pudieron escribirse ,
y que gracias a la mediación de uno de los
guardias, pudieron intercambiarse una serie de
notas... Y despedirse.
A Edward lo ahorcaron. Y Mala, incapaz de
resistir cualquier espera, y sabiendo del final de
Edward acabó abriéndose las venas con una
cuchilla de afeitar, aunque lamentablemente la
muerte no fue inmediata. Mientras perdía la vida
fue descubierta por un oficial, quien indignado por
la reacción de la joven, mandó que la llevaran de
inmediato a los crematorios para que "fuera
quemada viva".

Afortunadamente, los guardias la trasladaron con
suma lentitud, cuidando, esperando a que aquella
joven dejara este mundo con tranquilidad y sin
más dolor del que ya llevaba su alma. Una
historia que, sin duda, merece la pena ser
recordada para hacernos pensar...

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2015 ⏰

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