5. Apoteosis

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Ahora que estábamos saliendo, Catalina y yo estábamos pasando casi todos los días juntas. Era inusual pasar tanto tiempo solo con una persona. A veces, nos juntábamos en su apartamento, otras, nos encontrábamos en el mío; en ocasiones, ella me visitaba en la biblioteca o yo la acompañaba en su trabajo y, en los mejores momentos, salíamos a recorrer cada pequeño recoveco de la bella ciudad.

Poder convivir con Catalina me recordaba lo mucho que en verdad la había extrañado esas semanas que estuvimos separadas.

No había pasado mucho tiempo desde el incidente que nos terminó llevando al hospital. Catalina había recibido el alta del doctor para regresar a su casa y a su vida cotidiana, pero aún tenía la advertencia de que debía moverse con cuidado y regresar cada unas cuantas semanas para que reemplazaran sus vendajes. Dentro de todo, parecía estar recuperándose espectacularmente. En ocasiones, podía notar como ya no se reía con la misma intensidad que antes, tal vez por miedo a que le dolería si se reía demasiado fuerte. También había dejado de correr como solía hacerlo, ahora ambas caminábamos a la misma velocidad, eso era algo bueno.

De vez en cuando, cuando dormíamos juntas o teníamos sexo, me encontraba a mí misma sintiéndome mucho más nerviosa que antes; notando que estaba preocupada que, con algún movimiento erróneo, podría causarle más dolor. Ella no quería que me estresara al respecto y juraba que había tenido incidentes así muchas veces en el pasado. Me preguntaba cuántos cazadores la habrán encontrado en el transcurso de su vida. También me preguntaba cuánto tiempo me tomaría a mí encontrarlos a todos.

Aún no había surgido la oportunidad de contarle que yo también era una criatura de la noche. Digan lo que quieran sobre mentirle a una pareja y la honestidad en una relación y la bla, bla, bla... (técnicamente, no estaba mintiendo, simplemente no le estaba contando la completa verdad, es diferente) pero no era un buen momento, la relación recién empezaba oficialmente. No era aún hora de andar arruinándola con cosas así.

Por más mal que estuviera, quería permitirme un tiempo más disfrutando de mi nueva vida antes de tener que destruirla por completo.

Ahora que por fin conocía la verdadera razón de sus ausencias cada luna llena, había empezado un calendario lunar para poder estar consciente de cuándo sería su próxima transformación. Cada noche de luna llena, ella partía a la casa de su padre para transformarse junto al resto de su familia; al día siguiente, regresaba cansada, mareada y algo más peluda que antes pero se recuperaba con rapidez.

Era una mujer fuerte, eso era evidente.

Me costaba creer cómo había logrado mantener su verdadera naturaleza un secreto los primeros 5 meses que habíamos pasado juntas. Tal vez era mejor actriz de lo que parecía. Yo sólo podía desear ser tan buena actriz como para mantener la farsa un poco más.

En uno de los días típicos, estábamos las dos en la biblioteca. Yo estaba recapitulando la sección de Fantasía Urbana y Lina se había tomado la libertad de traernos dos cafés de la cafetería de enfrente.

"Iced Shaken Passion-Hibiscus Tea para la jóven."

"Eres genial, ¿lo sabes?" respondo, tomando la bebida de sus manos.

"Saber, lo sé pero me gusta escucharlo de vos."

Yo respondí con una risa pero, luego, ví que ella traía en su otra mano su propia orden; Dulce de Leche Frappuccino.

"Ten cuidado con los libros, por favor."

"Tranquila, soy una profesional," respondió despreocupadamente, tomando asiento en una mesa a mi lado mientras yo trataba de recordar en cuál estante estaban los libros de Los Habitantes del Aire.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2021 ⏰

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