Capítulo 0: ¿Comenzar un Romance?

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Pasión, un sentimiento capaz de llenar hasta la persona más mediocre, aburrida y desinteresada, de entusiasmo, motivación y deseos de lograr algo, ese sentir que es anhelado por muchos, pero que la mayoría de gente no se esfuerza en obtener, o peor incluso, deja escapar la oportunidad de obtenerlo, todo por culpa del miedo, pero, ¿miedo a qué? ¿A la decepción? ¿Al fracaso? ¿A salir de la zona de confort? Simplemente no entiendo por qué...

—Oye, Miura.

Creo haber escuchado algo. ¿Lo habré imaginado? En fin, no entiendo por qué una persona no se atrevería a...

—Miura, te estoy hablando, ¿me escuchas?

Otra vez ese sonido me ha vuelto a interrumpir, supongo que lo ignoraré.

Bueno, como una persona no... ¿Eh? ¿Qué estaba pensando?

—Tierra llamando a Miura, repito, Tierra llamando a Miura. —Ante la falta de una respuesta, la persona que intentaba llamar mi atención me dio un ligero golpe en la nuca con su dedo índice.

Me di la vuelta y en el asiento de atrás estaba Hara, un compañero de clase a quien conocí una semana atrás.

—¿Qué sucede? —respondí con un poco de confusión y molestia después de salir de mis pensamientos.

—Te he estado hablando y no contestas, parecía como si tu mente estuviera en otra parte. ¿Acaso obtuviste la habilidad de dormir con los ojos abiertos?

—Perdón, es que estaba un poco desconcentrado. Me quedé pensando en algo.

Y ya no recuerdo que es ese algo por tu culpa, gracias por interrumpir mis pensamientos, aunque de todas formas, casi nunca los termino.

—¿Desconcentrado? En fin, la clase terminó hace un par de minutos y ya es hora del descanso. Deberíamos ir a la cafetería antes de que se llene.

—Ah, bueno, verás... —Detuve mis palabras mientras comencé a buscar algo entre las cosas de mi mochila.

Saqué una caja de almuerzo y se la enseñé mientras la señalaba con el dedo.

—Hoy traje mi comida.

—Desde que entramos a clases nunca habías traído algo desde tu casa. ¿Por qué decidiste traer hoy? —dijo mientras parecía algo sorprendido.

—Generalmente suelo traer, pero pensé que no estaría nada mal comprar cosas en la cafetería, de hecho están bastante bien pero. —Miré hacia otro lado antes de acabar la oración y después de una muy breve pausa, seguí hablando—. Me da pereza hacer fila.

—¿Sólo por eso? ¿Estás diciendo que vaya solo a la cafetería? —Parecía que trataba de mostrar decepción en su rostro, pero eso se quedó solo en un intento porque su expresión era evidentemente actuada.

—Solo ve a comprar rápido y regresa al salón de clases, no te cuesta nada.

—Lo dice el tipo que no quiere ir porque le da pereza hacer fila.

—Lo hecho, hecho está, yo tengo mi almuerzo y tú no, así que ahora ve a comprar antes de que se llene la cafetería.

—De acuerdo, de acuerdo, bueno, entonces regreso en un momento.

Hara salió del salón dirigiéndose a la cafetería.

Espero no tarde mucho, de lo contrario me aburriría y me vería igual de solitario que algunas otras personas en el salón.

Bueno, mientras vuelve no tengo nada que hacer, así que... ¿Dónde están mis modales? Aún no me he presentado.

Bien, para empezar, mi nombre es Hiroshi Miura, tengo 15 años y soy estudiante de décimo grado. No tengo las notas más altas, pero tampoco tengo malas calificaciones, así que está bien, supongo. Mi aspecto es bastante promedio a mi parecer, pero, tal vez el hecho de tener casi nulas imperfecciones en el rostro me haga ser un poco más atractivo que el resto, ¿no? De todos modos, apuesto a que no es mucha la diferencia. No soy alguien atlético, aunque he intentado hacer ejercicio unas cuantas veces, pero en la mayoría de ellas lo terminé dejando a las pocas semanas de haber empezado, aunque tal vez, solo tal vez, se refleje en mi físico esos intentos de ejercitarme.

¿Por qué es tan difícil hacer amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora