Capítulo 1: ¿Complot Universal?

10 3 0
                                    

Hoy fue un día tranquilo. Exceptuando las preguntas de Hara durante el descanso, todo estuvo muy bien, aunque bueno, hay algo que sigue pasando por mi mente. Espero que ese pensamiento sea temporal como la mayoría de los que tengo.

Las clases ya acabaron y en este momento estoy de camino a casa. Suelo recorrer las mismas calles siempre. No me interesa mucho visitar otros lugares, no hay alguna razón para ello. Socializar y descubrir suelen ser los motivos que lleva a una persona a probar nuevos rumbos, y en mi caso estos no me interesan. En cuanto a socializar, no es algo que me moleste hacer, pero tampoco me gusta, tal vez por eso nadie de mi anterior instituto me sigue hablando, pero eso no es ningún problema, de todos modos ya tengo a Hara, que aunque hoy me demostró que puede ser algo molesto, sigue siendo buen tipo. Conseguir más amigos no es una urgencia, además con el solo hecho de tener a uno, los demás llegarán solos.

En cuanto a descubrir, es algo raro, tal vez lo necesite experimentar para lograr mi objetivo, pero no me llega la motivación para hacerlo aún. Supongo que me dejaré llevar y esperaré a que las ganas de hacerlo lleguen a mí. Después de todo, forzarme a hacer algo sería en contra de lo que estoy buscando...

De la nada, por mi camino apareció un gato gris con rayas de una tonalidad más clara, que, como siempre pasa, no me permitió terminar mis pensamientos.

No importa, es un gato, es lo suficientemente adorable como para que no le dé relevancia al hecho de no haber concluido mi monólogo interno.

—Pero que adorable gatito —dije mientras lo miré con ternura.

He de admitir que me encantan los gatos, y dado que este vino hacia mí no hay ningún problema si intento acariciarlo, ¿no?

Intenté acercarme al gato de manera sigilosa, para acariciarlo por sorpresa y evitar que huya.

El gato no hizo intento alguno de escapar. De hecho parece que notó mis intenciones y se dejó agarrar.

—¡Quiero llevarlo a casa! —expresé mientras comenzaba a acariciarlo.

Es una pena que mis padres no me dejen tener mascota, porque sino...

De repente escuché un grito proveniente de la lejanía.

—¡Muchas gracias por atraparlo!

A la distancia logré ver la silueta de una chica corriendo en dirección a mí.

La chica logró llegar a donde estaba, y algo cansada, debido a que acababa de recorrer una cuadra, me dijo—: En verdad te lo agradezco, eres muy amable. No cualquier persona se detendría a capturar a un gato que está huyendo de su dueña.

¿Tenía dueña? ¡Maldición! Ya estaba planeando cómo llevarlo a casa sin que mis padres se enteren. Bueno, al parecer se lo tendré que dar a esta chica.

—No tienes que agradecerme, no fue nada, sabía perfectamente que ese gato estaba huyendo, definitivamente esa fue la razón por la que me detuve a atraparlo. —Solté una pequeña risa algo nerviosa, mientras le daba lo que, por decreto mío, es mi gato.

Espero no se dé cuenta de la evidente mentira que acabo de decir, o al menos que no la cuestione.

La chica se quedó mirándome fijamente durante un breve momento, como si se hubiese percatado de algo.

¡Rayos! Creo que sí se dio cuenta.

—Vamos a la misma escuela, ¿cierto?

¿Eh? Esas no son las palabras que creí que saldrían de su boca. ¡Un momento! ¿Dijo que vamos a la misma escuela?

Ante tal pregunta me puse a mirarla con más detenimiento.

Es cierto, trae el uniforme de nuestra escuela, una blusa blanca con cuello de marinero, corbata azul marino, una falda de pliegues también azul, y unas medias de color... Sí, azul. Definitivamente vamos al mismo instituto... O eso diría, de no ser que la mayoría de uniformes de otras escuelas son iguales. ¿¡Cómo demonios sabe que estudiamos en el mismo lugar!?

¿Por qué es tan difícil hacer amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora