Ese chico

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Ese chico de mirada sombría, ese chico de rostro poco expresivo.

Hace dos semanas, lo conocí en una fiesta, bueno, no una fiesta, una pequeña reunión que hicimos; se trataba del cumpleaños de un amigo en común. Él lo planeó todo, nos dirigió como a una orquesta, aun sin conocer a ninguno ordenó y dio labores, como un comandante.

Claro, todo por mensaje de texto, un pequeño grupo que alguno de nosotros hizo.

Nunca me imaginé que tras todas esas palabras llenas de determinación e imponencia...se ocultara aquel muñeco de porcelana. Nunca creí en el amor a primera vista, pero no pude evitar quedar hechizado la primera vez que lo vi.

Sus ojos brillaban como estrellas, hablaba mucho y parecía ser el centro de atención. Pero, cuando su voz se apagaba...algo me decía que estaba a punto de estallar en llanto.

Nunca lo hizo, por cierto.

Dos semanas después, hasta el día de hoy, nos texteamos. Digo hasta hoy, porque de casualidad, hoy lo veré, lo acompañare a comprar un par de libros al centro comercial. Es algo simple, algo tonto, pero mi corazón no puede calmarse.

-Hola, ¿Cómo has estado? es...bueno verte de nuevo

Sus palabras eran dardos de serotonina, sus miradas eran confusas pero amenas. La tarde de hoy fue un suplicio para mi, estaba tan nervioso y al mismo tiempo tan feliz...

Le invité a un helado de vainilla, pareció disfrutarlo...incluso asomo una tímida sonrisa.

Él compró sus dos libros...y un pequeño llavero, para mi.

Pero más pronto que tarde, el sol cae, y él tiene que irse.

-Mi padre pasará por mi.

Dice él con un tono bastante tieso. Al principio no entendía este cambio, pero ahora es más claro.

Aquel hombre de ceño fruncido detuvo su auto frente a la carretera, justo a unos pasos de donde esperábamos. Me miró de arriba a abajo, sentí un escalofrío en la espina.

-Hola, ¿Qué tal?, ¿Cómo se portó YoonGi?

Expresiones normales, que ocultaban hostilidad.

Hostilidad que yo percibía con facilidad.

-Muy bien...señor Min, su hijo es una gran persona

Balbuceo con algo de inseguridad.

El solo sonríe, Yoon abre la puerta del auto.

-Hasta pronto...

Su voz se tornó monótona, insípida... algo andaba mal, el brillo de sus ojos se tornó acuoso, no era como siempre. Sus verdosos iris se cruzaron directamente con los míos, y podría jurar que su alma gritaba por ayuda.

-Hasta pronto...Yoon 

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