† Día 5 †

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Hoy en la mañana tuve la grata sorpresa de que mis padres llamaran y en mi mente se grabó la pregunta que me hicieron:

¿Cómo te sientes,hijo?

No me gusta preocuparles y le respondí con la mentira .La verdad era que me sentía hostigado. El desánimo y la tristeza no se comparaba con el afán que tengo de salir de la Zona Roja y de el sentimiento que está provocando la paciente en mí. Con tan poco tiempo , en tan solo cinco días y ciento veinte horas me he fijado en lo que nunca ha pasado.

La rusa se ha metido en todos las cables conectivos  de mi cabeza mientras trabajo.

Es algo inexpicable de creer al haber estado con muchas mujeres y que ninguna me haga eso de tener su imagen pegada estando dormido.
Lo mas loco es que sé que nada va a terminar bien si me dejo llevar por lo que siento y pienso. Hago círculos con la cabeza para olvidarme de todo lo que se me ocurre en medio de la situación más crítica de mi experiencia como doctor e inmediatamente voy a para el salón a hacer el chequeo a todos los enfermos.

Últimamente todos se han ido de alta, pero desgraciadamente la señorita Rofdamog sigue estando ingresada ya que hoy su situación empeoró en el mediodía. Volvió a la fiebre alta del primer día que la detectaron con covid haciendo que todas sus fuerzas se quedaran agotadas y no pudiera darle el paseo que siempre compartimos para endurecer sus músculos. Tuvimos que traer un balón de oxígeno para su respiración descontrolada y sus dedos están perdiendo el color normal desde ayer.

Paso por la cama de la mujer de mayor edad  y ella me pregunta:

—¿Cómo está Ivana , Browns?

—Está...

En ese mismo momento la rusa empezó a tocer y sin haberle preguntado el estado a la señora fuí a su cama para verla con la frente llena de sudor y sus pupilas con venas rojas de la conjuntivitis que tenía desarrollada.

Abro bien sus ojos con los guantes cubriendo mis manos y le pregunto:

—¿Desde cúando lo tienes?

—Es lo normal.

—¡ Te parece normal que de un día para otro estés tan MAL !.

Muestra una cara de confusión cuando alzo la voz y solo me retiro dejándole un lo siento apenado.

Me he puesto a razonar , razonar y nada más me recalco que estoy hecho un desastre.¿Cómo es que en este instante de la vida me importa alguien?.¡Cómo!.
Exactamente me tiene que gustar una mujer que no podré tener , que no podré besar , que no podré abrazar , que no podré salvar , que no podré  amar. Esto no tiene sentido , es como si al tener tanto tiempo su vocesita susurrándome todo los chistes e indirectas que siempre me dice , la conociera de toda la vida , como si ya estuviéramos adaptados a nuestra sincronía para nada común .Ella es rusa , yo estadounidense , ella es humor , yo soy amargura , ella es optimista , yo pesimista , ella es mi paciente , yo soy su doctor.

Lo que más me desanima es que estando adaptado a las muertes promiscuas de mis pacientes , solo la idea de imaginármela sin vida me hace tener arcadas , me hace sentir mal con mi trabajo .Cuando empecé la carrera de medicina pensé que éramos creados para sanar a todo y todos , pero no . En el mundo hay hasta chiquitos que no han podido vivir por la mala suerte de haber nacido con cáncer , leucemia y enfermedades que al final hace destruir más a los padres que a hijos.

Estoy sentado frente a la cama de Ivana y por un momento me transmite paz verla con los párpados cerrados .
Sé que  solamente es el ojo del huracán , que para cuando veo el sonido que hace las máquinas que tiene al lado , hace que me pare a llamar los otros médicos , pero el tiempo es tan injusto y calculador que sabía que cuando llegaran ellos la perdería completamente.

Mis manos pican por querer cogerla de la mano y transportale fuerza.Mis labios solo piensan en darle un beso en la frente como reconforte a que todo está bien cuando no lo está.Mi nariz se engurruñe cuando quiere olerle por última vez el perfume que carga desde que entró. Todos mis sentidos quieren estar pegados a ella antes de verla partir.

—Grac...
—Gracias ,doctor.

Mi cabeza agachada se eleva al oír sus últimas palabras que aprietan mi corazón y desatan el mar de lágrimas que estuve conteniendo desde que sonó la máquina. Ese gracias me hacía pensar que aunque no sobrepasé mi meta .Pudo aprender cosas de mí , como yo cosas de ellas.

Ella me agradeció a mí y yo le agradezco a los:

Cinco días en la Zona Roja.





Fin

Comenten ,comenten, los quiero, Beshitoss.

Cinco Días en la Zona Roja (TERMINADA)✓©GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora