Puedes entrar a leer, espero que te guste
Escribo lo que viene a mi mente en el momento así que las actualizaciones no serán muy regulares, una disculpa.
~Historia corta
~actualizaciones lentas
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Apagó la molesta alarma de su celular, con tranquilidad frotó su ojo mientas soltaba un largo bostezo. Se levantó de la cama aún adormilada, casi cayendo al ver la hora.
7:20 a.m
-Diablos- maldijo la chica corriendo hacía la ducha, y es que, 10 minutos no eran suficientes para alistarse y desayunar para ir al colegio. Era la cuarta vez en la semana, no podía llegar tarde otra vez si no quería un buen regaño de su profesora.
Salió como rayo de la ducha, a cambiarse y secar su cabello, no quería parecer espantapájaros cuando su rebelde cabello se secara por si solo. -Mamá no desayunaré hoy,llego tarde- avisó algo apurada tomando su mochila para salir de su hogar. -Niña! No puedes irte sin comer algo! -Lo siento mamá, adiós te amo!- sin más salió corriendo de su hogar escuchando los regaños de su madre cada vez más lejos.
El colegio quedaba algo cerca de su casa, así que iba a tiempo, según ella.
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-Tarde otra vez señorita- la profesora se veía molesta, y como no, si ya parecía costumbre para ella llegar tarde a su clase. -Realmente lo siento profesora, verá que- -No me interesan sus excusas, la dejaré entrar solo esta vez- le interrumpió para después dejarla pasar. -Muchas gracias maestra, disculpe- se sentó en su lugar correspondiente en los últimos puestos, tratando de prestar atención a la aburrida clase. Después de un rato usó sus brazos como almohada sobre su mesa mientras veía como la maestra hablaba y hablaba.
" ¿Es que nunca se calla?" "Hace sueño." "Taan aburrido, me pregunto si fue buena idea entrar, aunque no quisiera otro sermón de esa profesora." "Tengo hambre. De todos modos llegue tarde ¿por qué no me quede a desayunar?" "¿Los peces piensan?"
Un sonido proveniente de la puerta la sacó de sus pensamientos y la hizo voltear un poco la cabeza
-Profesora, lamento el retraso ¿puedo pasar?- esa suave pero profunda voz que tanto le gustaba inundó sus oídos -Claro, pase- respondió la profesora con una sonrisa El chico entró a pasos lentos al salón mientras la mujer seguía con su clase, llego a un puesto al lado del suyo y se recostó en su mesa con tranquilidad.
Cruzaron miradas, ahí tuvo el placer de ver esos hermosos ojos ónix aunque sea unos segundos. Lo miró por un momento más, piel con aspecto terso y brillante, y ese esponjoso cabello azabache
