Era curioso cómo había llegado hasta ese extremo, tirado en medio de la playa en plena madrugada. Realmente no supo en que instante su cuerpo había tomado control propio, tomando su auto y conduciendo hasta aquella parte escondida de Venice Beach, esa donde solo Louis y Harry mataban el tiempo, donde tantas veces rieron.
Simplemente se encontraba ahí, ya no quería vivir más sin Louis a su lado, los últimos meses habían sido un maldito infierno en vida. Y mientras tomaba la decisión final, su mente viajo a cómo era su vida juntos antes de todo lo malo.
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Harry y Louis se habían conocido muy jóvenes, tan solo tenían 16 y 19. Todo comenzó cuando Harry escapó del orfanato, ya no podía aguantar los tratos de aquel lugar, lo maltrataban por ser gay, y las madres superiores nunca hacían nada, no importaba si el rizado llegaba con el rostro brutalmente lastimado, de cierta manera creía que ellas mismas instaban a sus compañeros en aquel lugar para que le hicieran daño, como castigo por ser una "aberración", como todos lo llamaban. Así que a la primera posibilidad de marcharse que se le presentó, la tomó sin mirar atrás.
Logró escapar, pero a la vez no tenía donde vivir, no tenía amigos, evidentemente familia tampoco, sus padres lo habían abandonado en aquel lugar a los 9 meses. Inclusive podía decir que los primeros años en el orfanato no fueron tan catastróficos, digo por lo menos tenía alimento y un lugar donde dormir, pero posteriormente todo empeoro.
Vivir en un orfanato es complicado, porque se supone que las monjas deberían darte mucho amor, pero en ese lugar Harry sentía de todo, menos amor, tal vez crueldad era la palabra perfecta para describir ese lugar donde pasó sus primeros años, ahí no tenía ni una milésima pizca de empatía por nadie, completamente irónico, tomando en cuenta lo que promovían.
Cuando Louis conoció Harry por primera vez, era una noche lluviosa, algo más como lluvia torrencial, y el pequeño rizado se encontraba sentado debajo de un árbol, intentando cubrirse de la lluvia, aferrado a un ligero cardigan que tenía puesto. Y no pudo evitar acercarse, consternado por el rizado. Ese día Louis le mostró algo a Harry que en sus pocos años había tenido la dicha de presenciar, compasión.
El castaño se llevó a Harry consigo, después de medio escuchar la historia del rizado, definitivamente necesitaba un cambio de ropa antes de que se enfermara, más en aquella época lluviosa en que se encontraban, también necesitaba comer bien, y realmente no creía que su madre se fuera a molestar por tener que servir un plato más.
A los ojos de Harry, la familia de Louis era maravillosa, a nadie le molestó su presencia, estaban igual de preocupados por él como el castaño lo estaba desde que comenzó a contar su historia. Por momentos en esa noche se sintió como un cachorro indefenso, que solo daba lástima, quién diría que después de ese día, el ojiverde se había convertido como un miembro más de la familia, los padres de Louis incluso tomaron su tutoría legal, y le ayudaron a que pudiera continuar con sus estudios, de una mejor manera de la que lo hacía en el orfanato.
